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El truco para almacenar las cebollas y que te duren más tiempo sin pudrirse

Debes guardarlas en un lugar seco cuando estén enteras o en el frigorífico cuando ya las hayas cortado o cocinado.

La cebolla es un alimento que o te encanta o la odias, no hay punto intermedio. Esta verdura, la cual podemos encontrar en diferentes formas, tamaños y colores, tiene un sabor muy peculiar y, aunque la mayoría de las veces te hacen llorar cuando las estás cortando, es un ingrediente que nunca falta en nuestra cocina.

Y es que piénsalo bien: ¿qué serían de tus ensaladas o de tus sofritos sin añadirles cebolla? Tendrían la mitad de sabor. Por eso, como las utilizamos en todas nuestras recetas al cocinarlas un día sí y otro también, es muy importante saber cómo debemos almacenar este alimento para que no se pudran o se pongan en mal estado. Si te interesa saber más de este tema, sigue leyendo para aprender más sobre cómo evitar que las cebollas se estropeen.

Cómo evitar que las cebollas se estropeen

Como te hemos comentado en líneas anteriores, la cebolla es un ingrediente indispensable en cualquier cocina y, aunque la utilicemos con muchísima frecuencia y la gastemos rápido, hay un gran inconveniente que la rodea y es que es muy difícil comprar una cebolla suelta sino que, por norma general, hay que comprarlas en manojos o paquetes con muchísimas unidades. ¿Y qué significa esto? Pues que, por mucha cebolla que comamos, siempre hay alguna que se termina pudriendo o estropeando.

De esta forma las cebollas no se pudren

Para evitar este desperdicio de alimentos innecesarios y que malgastes tu dinero comprando cebollas de más, te hemos recopilado, en la siguiente lista, las mejores formas que existen para guardar las cebollas y evitar que se estropeen:

Guarda las cebollas enteras en un lugar frío, seco, oscuro y con buena ventilación

Cuando llegues del supermercado de comprar tus cebollas ni se te ocurra guardarlas en el frigorífico, es un espacio donde el aire apenas fluye y hay muchísima humedad. Por eso, debes encontrar un lugar de la casa que sea seco, esté oscuro y tenga buena ventilación como por ejemplo un armario, alacena o en el sótano. De esta manera, las cebollas, enteras y sin cortar, te durarán en buen estado por lo menos cuatro semanas. Además, debes evitar guardarlas dentro de una bolsa de plástico, lo mejor es meterlas en una bolsa de redecilla o en una cesta abierta para que el aire fluya bien.

Una vez cortada, la cebolla sí hay que guardarla en el frigorífico

A diferencia de la cebolla entera que jamás de los jamases debes meterla en la nevera, una vez la tengas cortada, es crucial que la guardes en el frigorífico sí o sí. Si la guardas en el frío cortada por la mitad te durará de 10 a 14 días y si la almacenas cortada a trocitos o a dados, estarán en buen estado de 7 a 10 días. Eso sí, en ambos casos debes almacenarlas en un recipiente o bolsa hermética. Un punto importante para que la cebolla cortada no se te estropee guardándola de esta forma es que te asegures de que, cuando la estés cortando, tanto la tabla de cortar como tus manos deben de estar limpias.

Las cebollas cocinadas también se deben guardar en la nevera

Si, por ejemplo, has frito o pochado unos trocitos de cebolla y te han sobrado, no los tires a la basura porque, si los guardas en buenas condiciones en el frigorífico, podrás reutilizarlos para otras recetas. Para ello, debes guardarlos de la misma forma que la cebolla cruda cortada, es decir, en una bolsa o recipiente hermético, pero no los metas inmediatamente después de haberlos cocinado, debes esperar un poco a que se enfríen. Si lo haces bien, te podrán durar de 3 a 5 días. Si no te va a dar tiempo de consumir la cebolla cocinada en los próximos 5 días, también puedes guardarla en el congelador, donde podrás mantenerla congelada hasta 3 meses.

Si empiezas a introducir estos nuevos hábitos para evitar que tus cebollas se estropeen, verás que muy pronto aprenderás a diferenciar cuándo una cebolla está podrida o en mal estado para consumir. Por darte algunas pistas, el cambio de color es la más evidente para saber si una cebolla está ya mala, así que si la ves que tiene lunares grises, marrones o blancos, quiere decir que no se puede comer.

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