Arranca el mes de octubre y ya estamos metidos de lleno en la temporada de otoño. Con ella, decimos adiós a las frutas de la época estival y damos la bienvenida a otra amplia gama de sabores, texturas y propiedades. En el décimo mes del año, una de estas frutas sobresale por encima de todas las demás.
Se trata de una fruta que, si bien es originaria de Asia, se ha consolidado en occidente como un producto alimentario de gran consumo. Es, en concreto, una baya comestible de dulce sabor que presenta una importante variedad de matices, categorías y variedades.
Octubre, el mes del caqui
Os hablamos del caqui, kaki o palosanto. Una interesante fruta típica del otoño con unas sorprendentes propiedades y unos nutrientes que hacen de ella uno de los manjares naturales más apreciados en esta época del año.
Lo primero que hay que aclarar es lo siguiente: ¿cuál es el verdadero nombre de esta fruta? Para esta cuestión hay numerosas respuestas. Como decíamos, su nombre más común es caqui o kaki, pero también se le conoce como palosanto. Su fruto también es conocido como pérsimo o persimon.
Su denominación también es objeto de controversia, ya que, aparte de sus variedades, nos encontramos con marcas comerciales tan consolidadas que su propio nombre nos conduce a error. Es el caso de Persimon, una marca registrada por la Denominación de Origen española Kaki Ribera del Xúquer (procedente de la Comunidad Valenciana). Asimismo Persimon presenta un sonido muy parecido a la etimología persimmon, que es el nombre con el que se conoce a los caquis en el idioma inglés.
Algo similar ocurre con la denominación conocida como Sharon o Sharoni. En este caso tampoco estamos hablando de una variedad, sino de una marca registrada en Israel para su utilización en estos frutos cuando son de una variedad concreta, la conocida como Triumph.
El nombre etimológico del caqui es Diospyros kaki, que podría traducirse como «fuego»(pyros) «divino» (dio); cualidades que hacen referencia al el color rojizo de su piel y a la gran dulzura de esta fruta cuando ha alcanzado su nivel óptimo de maduración. Algunas fuentes apuntan a que el caqui empezó a cultivarse hace unos dos mil años en China y que fue ya entrado el siglo XIII cuando se extendió por todo el continente europeo gracias a los viajes de Marco Polo. De ahí llegó a la cuenca mediterránea y se asentó también en España, donde contamos con una importante representación de esta fruta.
El caqui, una importante fuente nutricional
El caqui, kaki o palosanto es una fruta con un importante valor nutricional. Presenta de forma natural grandes cantidades de hidratos de carbono (concretamente fructosa y glucosa) y mucílagos (fibra soluble). Asimismo, en cuanto a sus propiedades vitamínicas destaca por su gran aportación de vitamina A y vitamina C; así como por su gran aportación de minerales: potasio, hierro, magnesio, calcio. También, aunque en menor cantidad, el caqui, kaki o palosanto es fuente de fósforo y sodio.
Se trata de una fruta que no presenta nada de grasas y muy pocas proteínas. Eso sí, debido a su aportación de hidratos de carbono tiene un alto valor calórico si lo comparamos con otras frutas estacionales. Aporta 65 kcal por cada 100 gramos.
En este sentido, esta fruta típica del mes de octubre beneficia gracias a su contenido la visión, el crecimiento y el desarrollo de los huesos. El caqui también es un potente antioxidante natural y su consumo favorece el tránsito intestinal. Es una fuente natural de beta-caroteno, xantófila-luteína y zeaxantina.
El caqui, una fruta muy asentada en España
A pesar del origen asiático al que hacíamos referencia al comienzo de este artículo, el caqui, kaki o palosanto es una fruta bien conocida y asentada en nuestro país. En España su cultivo lo encontramos fundamentalmente en Andalucía, concretamente las provincias de Granada, Málaga, Sevilla y Huelva, y en la Comunidad Valenciana, donde destaca una importante producción en Castellón y, por delante de todas las zonas, la provincia de Valencia. Allí encontramos la anteriormente mencionada Denominación de Origen ‘Kaki Ribera del Xúquer’.
Todas estas características hacen de el caqui una fruta otoñal única, dulce como ninguna otra, con un importante componente de proximidad gracias a su integración en España, y con una amplia gama de propiedades nutritivas vestidas de antioxidantes que resultan muy útiles a la hora de preparar nuestro cuerpo ante los envites del invierno que está por venir.
De este modo, el caqui se convierte en una fruta perfecta para el otoño. Podría decirse que es el sustituto ideal de la función antioxidante del tomate cuando llega a su fin la temporada óptima de este.
Su textura de pulpa acuosa y piel muy fina, casi transparente, hace que podamos preparar esta fruta de numerosas maneras; ya sea como ingrediente de acompañamiento en algún postre o bien de ayuda en la elaboración de un batido, salteado o vinagreta,. Por supuesto, el caqui se puede consumir como una pieza de fruta por sí sola.