Se ha comprobado mediante diversos estudios que las estancias desordenadas y con una deficiente limpieza tienden a aumentar el nivel de cortisol, es decir, la hormona que desencadena el estrés, y con él, la ansiedad. Y aunque parezca paradójico, tiende a causar que las personas presten menos atención al cuidado del hogar y sean más desorganizadas.
Ahora bien, si tu casa está “patas arriba” y ya no tienes idea por dónde empezar para afrontar el desorden y ponerle freno a las voces de tu cabeza que repiten a cada minuto: “debes limpiar y poner todo en su lugar”, te recomiendo encarecidamente que sigas leyendo. En este artículo te daré algunos consejos para que este desafío no sea tan complicado y que salgas airoso de esta batalla contra una vivienda desordenada y sucia.
Consejos para hacerle frente al desorden en la casa
Si los últimos días tu tiempo ha estado limitado y has descuidado tu hogar, no tienes por qué sentir culpa ni frustración adicional por no saber cómo ni por dónde empezar. Algunas veces no se trata de un verdadero caos, sino de un poco de suciedad y mucho desorden que puedes resolver en cuestión de un par de horas. Sigue estas recomendaciones y resuelve el desorden en casa con buen ánimo y en poco tiempo:
Lucha contra la procrastinación
La procrastinación es una enemiga silenciosa para cualquier meta que nos propongamos en la vida, bien sea a nivel laboral, avance físico o psicológico y también para las labores domésticas que deseamos realizar. Procrastinar es un ciclo vicioso que, a corto plazo, relaja, pero a mediano y largo, genera el doble de tensión y presión por la acumulación de tareas.
Así que, antes que nada, ataca este punto débil en el que todos en algún momento caemos. Deja de aplazar lo que sabes que debes hacer, ponte manos a la obra, no esperes el momento “perfecto”, el estado de ánimo ideal o la energía suficiente, empieza desde este instante y notarás como poco a poco la lista interminable de cosas que ordenar se va haciendo menos temible y más corta.
Aplica estos trucos para ordenar la casa
- Haz un listado de cosas que hacer: Anota todo, desde los juguetes de tu peque, hasta los platos sucios, la ropa por lavar, las camas, el calzado fuera de la zapatera, los vasos dispersos por toda la casa. Una vez hayas llevado a cabo una tarea, tacha y disfruta de la satisfacción y sensación de logro.
- No mezcles tareas de trabajo con notas personales o de cuidado de hogar, si eres ansioso, esto traerá consigo que te abrumes con solo leer la lista y retrases todo.
- Establece un lugar para cada objeto y respétalo: Elige un lugar para guardar las llaves, los bolsos y abrigos al llegar de casa, los mandos a distancia del TV o cualquier aparato electrónico, la vajilla, utensilios y menaje ¡Y no lo cambies cada semana!
- Poco a poco se llega lejos: ¡Nada más cierto que este refrán! No necesitas correr y desesperarte por ordenar todas las habitaciones a la vez o acabar con todo el trabajo en un día, mejor recoge cada cosa a tu paso, divide los deberes por áreas y pequeñas tareas para no sentirte abrumado en el proceso.
- Busca ayuda: Si tienes a alguien casa junto a ti, no dudes en hablar y pedir que te ayuden. Si son niños, haz actividades entretenidas como ordenar a contrarreloj o darles un pequeño premio cada vez que terminen una tarea.
- Evita aplazar: Si has usado un objeto, devuélvelo a su sitio inmediatamente al terminar de utilizarlo. Esto aplica con los platos después de lavarlos, la ropa después de su lavado y las hieleras y jarras que guardas vacías (admítelo, sé que lo has hecho).
- Programa una rutina matutina y nocturna: Dedica al menos 20 minutos diarios por la mañana y por la noche para mantener el orden, planifica, gestiona tu tiempo disponible, escribe la rutina diaria de orden en un papel y pégala en el refrigerador, así todos podrán verlo y colaborar en las labores del hogar.
No olvides que el entorno físico influye directamente en la manera que pensamos, sentimos y actuamos. De hecho, afecta la forma en la que nos relacionamos, tomamos decisiones y sí, también repercute en nuestra productividad, capacidad de concentración, alimentación, sueño e incrementa la ansiedad, irritabilidad, por lo tanto, si todo alrededor está demasiado desorganizado, puede convertirse en un problema tanto para la salud mental como física.
Recuerda: Hogar despejado = mente despejada.