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Cocinas impecables sin apenas esfuerzo

Seguir estos consejos te ayudará a evitar la acumulación de grasa y lograrás que la limpieza de este espacio no sea una pesadilla

Tener la casa limpia con el mínimo esfuerzo es la máxima de prácticamente todo el mundo, sobre todo de aquellos que odian limpiar o tener que destinar el poco tiempo libre del que disponen a diario a poner la casa en orden. Por no hablar de aquellos para quienes la palabra «descanso» o el «tiempo de ocio» les suenan a chino. Tanto una situación como la otra suelen derivar en lo mismo: la suciedad y el desorden se van acumulando y llega un punto que no hay más remedio que meterse a una maratón de limpieza de varias horas de duración que a nadie agrada.

La mayoría de las personas coinciden en que, si hay un lugar en la casa donde la limpieza es más necesaria, ese es la cocina, un espacio que en los últimos tiempos de pandemia, ha reivindicado su lugar y se consagra de nuevo como el corazón de la casa. Y aunque es uno de los lugares predilectos para las reuniones familiares, también puede llegar a ser uno de los menos pulcros, pues evitar que se ensucie o se llene de grasa puede resultar muy difícil, especialmente si hay niños, adolescentes o mascotas en la vivienda. Si este es tu caso, no debes preocuparte, pues existen algunos trucos que no demandan mucho tiempo y que ayudan a prevenir la acumulación de mugre y olores y a mantener este ambiente siempre impecable.

Trucos para mantener la cocina siempre limpia

Independientemente del tamaño de la cocina, para que esté limpia y ordenada es necesario llevar a cabo unas rutinas básicas que nos garanticen una correcta higiene, además de ayudarnos a tener todo a mano a la hora de cocinar. Deshacerse de todo aquello que ya no se utiliza, mantener cada cosa en su lugar, mantener limpia la encima e ir lavando el menaje que se utiliza mientras se va cocinando y una buena ventilación son algunas de las claves para lograr nuestro objetivo .Si estás cansado de tener que lidiar con la desorganización y el caos luego de cocinar, sigue leyendo y anota estos tips:

cocina amplia en tonos blancos y gran ventanal

  1. Limpiar sobre la marcha y con frecuencia. Cuando la zona de los fuegos está sucia, parece que también lo está el resto de la cocina. Por esto, lo mejor es mantener la zona de cocción limpia. En vez de hacer una limpieza a fondo una vez a la semana, asegúrate de dejar esta área limpia cada vez que la utilices. Si se derrama algún alimento que estás cocinando, para evitar que se quede pegado, cambia de fuego. Lo mejor, tanto al limpiar la vitrocerámica como las rejillas de la cocina, es esperar a que estén frías. Así evitarás quemarte y, además, será más fácil quitar la suciedad y que quede realmente limpia.

  1. Utilizar la campana extractora. La campana extractora es uno de los equipos más elegidos para la cocina. Está diseñada para eliminar los olores, la humedad, el vapor y las partículas de grasa que se expulsan al preparar las comidas, convirtiéndose en una compañera perfecta, y cada vez más estética, para mantener la cocina limpia. Eso sí, mantener la campana siempre limpia es imprescindible ya que si está sucia, puede perder gran parte de su utilidad.
  2. Tapar ollas y sartenes. Si bien puede parecer una obviedad, una de las formas más fáciles de que las comidas no salpiquen las encimeras y las paredes es tapar las ollas y las sartenes. Otra opción es probar con tapas antisalpicaduras que deja pasar los vapores pero previenen las salpicaduras de aceite. También se puede optar por proteger las superficies. Por ejemplo, poniendo papel de aluminio en la zona donde cocinas, logrando así una suciedad mucho menor. Eso sí, es importante tener en cuenta que colocar materiales de este tipo sobre tu cocina puede resultar un tanto peligroso, por lo que debes evitarlos a toda costa en las zonas de calor.
  3. Utiliza un recipiente para almacenar residuos. No un cubo de basura, sino un recipiente pequeño, ligero y práctico en el que puedes ir almacenando los residuos a medida que estos se produzcan. Así evitas moverte por la cocina para desecharlos o distribuirlos en varios lugares para terminar ensuciando más de la cuenta. Es muy importante que su tamaño se corresponda con la cantidad de residuos que planees desechar. Así evitas que se llene sobre la marcha.
  4.  Una buena ventilación diaria. Mantener bien aireada la zona de tu cocina, sobre todo cuando estas frente a ella, hará más difícil que la grasa se asiente sobre las superficies. No lo evitará del todo, pero al ventilar bien tu cocina, mantendrás una temperatura estable y ayudarás a que el calor no fije la grasa en tus superficies. Esto es súper importante, por ejemplo, cuando se usa el horno o cuando se cocinan determinados productos cuyo rastro es más complicado eliminar.
  5. Tener las encimeras «libres». Las encimeras despejadas permiten una limpieza eficiente y rápida sin tener que mover las cosas de un lado a otro para pasar la bayeta. Sigue la regla de guardar todos los utensilios posibles en estanterías y armarios para que las superficies y encimeras estén despejadas. Al fin y al cabo, no todos los días utilizamos la máquina de hacer pasta o el colador. Deja a mano lo que necesitas a diario y coloca en las estanterías más altas o lugares menos accesibles lo que no uses tan a menudo. Otra recomendación es asegurarse de que la mesa quede totalmente despejada después de cada comida poder limpiarla en un momento.
  6. Haz las cosas de una en una. Seguir esta recomendación puede ser un poco complicado, en especial cuando el reloj está en tu contra. Pero, con frecuencia, cuando hacemos muchas cosas al mismo tiempo, tendemos a perder la organización. Por el contrario, si se le dedicas a cada cosa su momento, pueden aplicarse con mayor facilidad los consejos para mantener la cocina ordenada mientras se cocina. Lo ideal es que cocinar sea un acto desestresarte, no lo contrario.

Además de todo esto, puede serte de gran ayuda elaborar un plan semanal. Si bien algunas tareas hay que hacerlas en cada comida, otras solo son necesarias una vez a la semana. Fija un día para cada tarea semanal, así reduces el trabajo y la cocina estará siempre limpia. Agrupa las tareas en función del producto de limpieza que se necesita, así no tendrás que repetir la misma acción dos veces a la semana. Por ejemplo, el lunes quitas el polvo, el martes limpias encimeras, fogones y fregadero; el miércoles, las neveras y estanterías; el jueves, friegas el suelo, el viernes revisas la comida caducada o en mal estado… lo que prefieras y te resulte más cómodo.

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