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Las señales que te indican que debes cambiar tu almohada

Es la gran olvidada de todos los elementos de la cama, cuando en realidad es uno de los más importantes pues pasamos un tercio de nuestra vida con la cabeza sobre ella

Si bien el colchón es importante para dormir bien y gozar de buena salud física y mental, las almohadas no se quedan atrás. Pero, si bien en el caso del colchón la gente suele ser particularmente consciente de su cuidado y de su sustitución periódica, con la almohada no pasa lo mismo. A pesar de que pasamos un tercio de nuestra vida con la cabeza apoyada sobre una de ellas, pocas personas le dan la importancia que realmente se merecen.

Y es que la calidad del sueño depende de varios factores y entre ellos la almohada juega un papel fundamental. Tamaño, altura, consistencia, anatomía…, existe una gran variedad y es importante que la gente conozca todas las opciones con las que cuenta para así garantizar un descanso de calidad y evitar sufrir dolencias como dolores de cabeza, contracturas musculares o problemas dentales. Además de elegir bien, hay que empezar a ser conscientes de que las almohadas no son eternas y que hay que cambiarlas cada cierto tiempo. Concretamente, dos años.

Cada cuanto cambiar la almohada en función de su composición

Muchos expertos como la National Sleep Foundation recomiendan cambiar la almohada cada dos años y no solo por el nivel de apoyo del cuello y la cabeza, sino por las posibles infecciones por los ácaros y la suciedad. Y es que hay que tener en cuenta que los aceites del pelo y los corporales impregnan los tejidos cada noche, haciendo que la almohada pierda hasta las propiedades que aseguraban protegernos de ácaros y alergias. Si crees que tus sábanas, edredón o cojines decorativos están muy sucios, debes grabarte en la cabeza que tu almohada lo está mucho más: es un verdadero campo de bacterias.

cama blanca con almohada y cojines blancos y dos cojines beige, con vista de parte de la ventana al fondo y dos enchufes

De hecho, los investigadores de la Universidad de Manchester han descubierto que pueden contener hasta 16 especies diferentes de esporas de hongos. Pero no es lo peor, pues los científicos revelaron que cada una de esas mullidas cabeceras pueden contener un millón o más de microbios. Otro dato más: un estudio de «AmeriSleep» descubrió que tras dormir una semana con la misma almohada, se acumulan 17.400 veces más bacterias que en la taza del inodoro. Por ello, debe lavarse con frecuencia y, para mantenerla relativamente libre de hongos, sería recomendable comprar un juego de fundas, las cuales deben cambiarse semanalmente.

Además, si observas que ya no te es cómoda o que el tejido te provoca alergias o irritaciones, es una señal de que deben cambiarlo cuanto antes. Otra manera de saber si debes renovar tu almohada es doblarla por la mitad para ver si se mantiene en esa posición durante poco tiempo y vuelve a la inicial enseguida. Si es el caso, tírala cuanto antes, porque es una clara indicación de que necesita una renovación, pues lo ideal es que se vaya desdoblando lentamente. No obstante, la durabilidad de una almohada depende de su material y, sobre todo, de la calidad del mismo.

Como «no hay dos sin tres», una tercera señal que indica que hay que renovar la almohada es si el relleno comienza a agruparse y hacerse pelotas grandes en el interior y no hay manera de deshacerlas. Eso significa que ha perdido la integridad. También es importante observar cómo nos sentimos por la mañana cuando nos despertamos. Si nos levantamos con dolor de cuello, de hombro o de espalda, o incluso con dolores de cabeza, la culpa podría ser de la almohada.

Aunque existe una amplia oferta en el mercado y también depende mucho de los gustos de cada uno, no se suelen recomendar las almohadas muy altas o las de plumas. En la guía de compra elaborada por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) se recogen otros aspectos a tener en cuenta como elegir relleno en función de los hábitos posturales y adquirir una almohada con un ancho superior al de los hombros. Aunque el tiempo de vida media de las almohadas se establece en dos años hay diferencias dependiendo del tipo de almohada.

Las menos durables son las de fibra sintética, especialmente aquellas que no son lavables que se deberían cambiar casi cada año, como mucho cada dos. En el caso de las de látex o viscoelásticas de buena calidad podemos estirar el tiempo de duración hasta los cuatro años e incluso podríamos llegar a seis años con una buena almohada de pluma y plumón, si hacemos con ella un mantenimiento adecuado y la lavamos, aproximadamente, cada seis meses. Los materiales más comunes de los que se componen las almohadas son los siguientes:

Motivos por lo que cambiar de almohada

Respecto a los motivos por los que de debe cambiar la almohada con tanta frecuencia, son principalmente dos: confort e higiene. Con respecto a la higiene, las almohadas concentran gran cantidad de ácaros, debido a la acumulación de sudor, grasas, pelos y células muertas. Además de generar malos olores que pueden llevarnos a un peor descanso, estos microorganismos son los responsables de reacciones alérgicas como el asma o el acné. Para mantenerlos a raya, es muy importante lavar la almohada y su funda protectora con frecuencia, pero también renovarla siguiendo los tiempos aconsejados.

En cuanto a la comodidad, si estiramos más de la cuenta la duración de la almohada llegará un momento en el que perderá rigidez modificando el nivel de apoyo idóneo para el cuello y la cabeza. Esta pérdida de volumen u homogeneidad puede llegar a generar dolores de cabeza, contracturas musculares o incluso problemas dentales. A esto se le une que las condiciones físicas y personales varían con el paso del tiempo, y es posible que necesites una almohada diferente a la que compraste la última vez, pues puede que ahora padezcas lesiones cervicales, duermas acompañado o hayas cogido la costumbre de dormir boca abajo, por ejemplo.

Consejos de mantenimiento de la almohada

El primer paso que debe darse una vez se compre una almohada nueva es cubrirla con una funda de algodón, esto hará que esté más protegida de las manchas y podamos lavarla más habitualmente. Hay fundas que son antiácaros, esta protección extra nos beneficiará si somos alérgicos. Otro paso sencillo es sacudirlas enérgicamente cada día, de este modo evitaremos la acumulación de polvo. En este sentido, también es recomendable pasarle un aspirador de mano con filtro HEPA cuando cambies su funda. Airearlas bien todos los días también es un buen hábito.

Si tu almohada es de plumas o de fibras, sacudirla cada noche te ayudará a devolver su forma, ganar volumen y mejorar tu descanso. Y por último, además de lavar la funda de la almohada cada semana junto al resto de las sábanas, es necesario lavar la almohada al menos dos veces al año. Eso sí, ten muy en cuenta su composición antes de hacerlo.

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