Marie Kondo es sinónimo de orden y dedicación con una perfecta mezcla de minimalismo y las enseñanzas ancestrales de las doctrinas orientales. Su método basado en la generación de felicidad por parte de los objetos cotidianos y en la búsqueda de la perfección mediante el uso del orden y la organización han revolucionado la forma en la que las personas abordan el tema de la limpieza a nivel mundial y su éxito ha logrado traspasar las fronteras geográficas.
Pero la reina del orden mundial comenzó a vivir en carne propia las consecuencias de todas las madres del mundo al arribar su tercer bebe y ahora Marie Kondo es categórica al asegurar que las madres y las casas donde existen niños tienen definitivamente de vivir con una dosis de desorden. Una aseveración que no va en contra de su doctrina, sino que actualiza una visión, para llevarla a la realidad de todos los hogares donde existen niños, madres y por supuesto “desorden”.
Marie Kondo acepta el desorden en el hogar
La perfección y la inflexibilidad de la denominada reina del orden “Marie Kondo” con respecto a la posibilidad de crear orden y organización en cualquier lugar mediante los precisos consejos de su método KonMari han tenido que revaluarse y reinventarse. Esta nueva mirada interior se desarrolla desde el punto de vista de la propia Marie Kondo, quien ahora tiene la posibilidad de vivir en carne propia las experiencias que viven las madres a diario en sus hogares.
Juguetes, dedicación exclusiva a los niños, una elevada y constante dosis de adrenalina, falta de descanso y baja concentración son solo algunas de las variables que vienen por defecto con los niños pequeños y en mayor medida si son varios. Este panorama coloca sobre el tapete la posibilidad de permitir algo de espacio para el desorden (naturalmente aceptable), dentro de los hogares y que pueda ser catalogado como una situación de plena normalidad.
El desorden y los niños en la vida de Marie Kondo
Muchos seguidores de la escritora japonesa posiblemente se sintieron ofendidos y defraudados por el cambio de paradigma de Marie Kondo y su posible ramificación con relación a su doctrina. Una flexibilización que ha generado críticas dentro de los más puristas seguidores del orden, pero que también ha generado un gran calificativo de honestidad y de enmienda para ajustar el método KonMari a la realidad de una gran parte de los hogares del mundo.
El vínculo que ha logrado crear Marie Kondo con sus seguidores es oportuno y arraigado, generando una cantidad creciente de comentarios a favor y en contra, pero que con el pasar de los días ha tenido una excelente aceptación por una gran mayoría de sus habituales seguidores y posibilitando la idea de acaparar la atención de aquellos que miraban al método KonMari con recelo, dada la rigidez y la perfección que siempre promulgo la escritora nipona.
La importancia de un sano equilibrio en el orden
Lo cierto del caso es que tras un tiempo de convulsión motivado a sus declaraciones como madre de tres hijos, la comunidad internacional ha logrado conseguir una gran cuota de calma con respecto a este nuevo rumbo tomado por Marie Kondo y que enfatiza la posibilidad real de permitir algo de desorden como una situación normal dentro de los hogares donde existen varios pequeños y que por extensión rompe con la perfecta rigidez establecida hasta ese momento.
Una tradición que se reinventa para no morir y que sin dudas tendrá secuelas sobre sus seguidores al no poder mantener contentos a todos, pero manteniendo la importancia de generar espacios saludables a través del orden y donde los armarios y la cocina se mantienen como puntos álgidos y de gran interés en conseguir estas metas. Ahora, con la posibilidad de dejar entrar ciertas dosis de desorden dadas las condiciones reinantes en estos hogares con niños.
Una revisión completa con declaraciones realistas que llaman a la cordura y que en efecto siguen promoviendo la generación de felicidad y de bienestar entregados por los espacios ordenados y que mediante la purga de los objetos es posible generar salud y alegría. Logrando deshacerte de muchos de ellos y consiguiendo precisos lugares para el almacenamiento de los que se queden contigo, con una elevada dosis de organización y por supuesto amor hacia los niños.