Conocido como el blanqueador de excelencia y un aliado infalible en la limpieza y desinfección, la lejía es un producto bastante útil para eliminar manchas en tejidos, superficies y objetos oscurecidos. Es un eficaz desinfectante a la hora de combatir bacterias y hongos, además de tener un precio bastante económico y estar disponible en casi cualquier supermercado.
Sin embargo, a pesar de que sus propiedades son excelentes para facilitar diversas tareas de higiene en el hogar, se cometen demasiados errores al limpiar con lejía, la mayoría asociados al desconocimiento de que esta sustancia no está condicionada a la limpieza, sino a la desinfección. Si tú tampoco conocías esto y te gustará saber qué haces mal para corregirlo en la próxima faena, sigue leyendo y entérate de esta ignorada, pero muy importante información.
10 malos usos que se le dan a la lejía al limpiar
Antes de usarla para asear suelos, metales o el cuarto de baño, es fundamental resaltar que la lejía es sumamente tóxica, su exposición constante provoca quemaduras en ojos, garganta y bronquios y daños terribles a nivel respiratorio, así que su aplicación debe ser cautelosa, siempre prestando atención a las instrucciones de la etiqueta del fabricante. Ahora bien, si tienes una botella con este producto en casa y la vas a emplear para blanquear prendas, desinfectar áreas o lavar inodoro, toma nota a estos traspiés y cúbrete las espaldas de cualquier peligro:
Beberla, hacer gárgaras o desinfectar alimentos sin cuidado
No se puede añadir lejía al agua que se consume en el hogar, mucho menos hacer gárgaras con ella, ya que podría quemarse el esófago al ser ingerida. Muchas personas creen que bebiéndola matan los virus y bacterias del cuerpo, cuando el efecto es totalmente contrario.
Además de eso, si la quieres utilizar para desinfectar frutas y verduras, debes estar seguro de que sea apta para esta tarea. Una vez lo confirmes, lo siguiente sumergirlas en un recipiente con 2 litros de agua y máximo 4 ml de lejía, es decir, una cucharadita de postre.
Bañarse con lejía
Sí, aunque puedes nadar en una piscina con cloro sin problema, es fundamental que sepas que la concentración es muy mínima. Si te bañas con lejía se corre el riesgo de irritar la piel y ocasionar úlceras.
Mezclarla con otros productos químicos
La lejía debe utilizarse sola o únicamente mezclada con agua. Del resto, mezclarla con productos químicos como amoniaco, alcohol, vinagre, peróxido de hidrógeno es una horrible idea, ya que cualquiera de estas combinaciones podría producir gases tóxicos muy peligrosos en caso de inhalación.
Nota: La lejía preserva sus propiedades en el agua fría o templada, es por ello que no se debe diluir en agua caliente, pues se evaporaría el cloro y perdería su acción desinfectante.
Verter lejía sin diluir
Algunas veces suele pensarse que mientras más mejor, en este caso no aplica. Si tu objetivo es desinfectar una superficie y acabar con los microorganismos, los expertos recomiendan rebajar 20 ml de lejía en un litro de agua. Recuerda que todo en exceso es malo y emplear mayor cantidad de la indicada no hará que desinfecte más.
Un plus: Otra metida de pata recurrente es pasar un paño mojado con la solución de lejía y agua y aclararla de inmediato, ¡deja que actúe al menos un minuto!
Manipularla sin guantes
La cantidad de intoxicación por el uso directo con la lejía es enorme. De hecho, el hipoclorito de sodio al entrar en contacto directo con la piel produce sequedad, irritación, comezón, alergias, dermatitis y ardor. Es necesario que protejas tus manos y tu cuerpo si hay para prevenir peligros de salpicaduras.
No limpiar antes de emplear la lejía
Recordemos que el cloro no es un limpiador, por lo tanto, es necesario limpiar el polvo, suciedad y grasa pegada previamente con sustancias pertinentes antes de usarla, así podrás estar seguro/a de que propiedades actuarán correctamente.
No ventilar el área
La lavandina tiene un olor bastante fuerte, pero este no es el problema. El asunto es que en espacios cerrados se corre el riesgo de inhalarla, irritar las mucosas nasales e intoxicarse.
Creer que todo se puede desinfectar con lejía
¡No, no y no! Este líquido es muy corrosivo en acabados cromados, aluminio, acero inoxidable, madera, el cristal de las gafas y ciertas superficies plásticas. En estos casos, para no deteriorar el material lo recomendable es el vinagre y el alcohol.
Limpiar las necesidades de las mascotas con cloro
Tal vez creerás que desinfectar la zona donde tus mascotas han hecho del 1 y 2 con lejía es una buena idea, pero la verdad es que no. A ellos les gusta el olor que desprende y lo volverán a hacer, lo cual, en una alfombra o en el suelo del salón, no es nada gratificante.
En estos casos, la mejor alternativa es recurrir al vinagre blanco de limpieza.