Las alfombras no solo son simples elementos de decoración, sino que también sirven como aislantes térmicos en los días más fríos del año, y por eso es habitual verlas en invierno e incluso en otoño.
Cuando las decidimos colocar en el suelo de nuestra casa, nuestra intención es que se mantengan ahí por un largo periodo de tiempo, y por ello es importantísimo mantenerlas limpias y en condiciones. Por ello, aquí te enseñaremos cómo limpiarlas y tenerlas perfectas en todo momento, en la medida de lo posible.
Tipos de alfombras más comunes
Antes de explicar cómo limpiarlas, primero tenemos que conocer todas las variedades de alfombras que existen, o al menos las que la mayoría suele tener en casa. De esta manera, también podrás identificar la tuya. Son las siguientes:
- De lana y algodón: proceden de países del norte de África (Marruecos, Túnez, Argelia…) y están realizadas de manera artesanal. Su valor depende de la cantidad de nudos que contengan en el reverso.
- De lana, seda y combinadas: están confeccionadas a mano y son originarias de países de Oriente, como Irán o Turquía.
- De fibras vegetales: el problema de estas alfombras es que, por sus materiales naturales (fibra de coco, sisal, yute…) pueden deteriorarse con la humedad. Hay una excepción, y son las de tipo Sea Grass.
- De piel de animal: elaboradas con piel de cualquier tipo de animal, doméstico o salvaje, aunque las más comunes son las de piel de vaca u oveja. Son muy resistentes a los roces, pero delicadas frente a la humedad y a la intrusión de los insectos.
- Sintéticas: son mucho más económicas, porque se realizan con máquinas y materiales de bajo coste. Sin embargo, son muy resistentes y podemos encontrarlas tejidas con diferentes componentes.
- Combinadas: suelen combinar materiales naturales y sintéticos, lo que puede dificultar todavía más el proceso de limpieza. Son un poco más complicadas de limpiar, pero no en demasía.
¿Cómo limpiarlas?
Para contestar a esta pregunta de la manera más precisa posible, hay que presentar todo el abanico de casos con los que nos podemos encontrar.
Desgaste del color
Muchas veces, ya sea por el uso excesivo de las alfombras o su exposición directa al sol, éstas pierden su color, empeorando su apariencia. Para tratar de evitarlo, existen tres sencillos trucos caseros que te resultarán fáciles y efectivos:
- Sal gorda: mezcla en un bol un puñado de sal gorda y agua hasta formar una pasta. Extiéndela sobre la alfombra y deja que se seque. Después, frótala con un cepillo para que actúe mejor y retira los restos con el aspirador. Así de fácil.
- Posos de café: si la alfombra es de color oscuro, puedes esparcir posos de café ligeramente húmedos. Cuando se sequen, retíralos.
- Vinagre de alcohol: mejor caliente. Frota la superficie de la alfombra con un paño de algodón impregnado en este vinagre, deja que actúe durante unos minutos y después pasa un paño seco antes de aspirar.
Olor desagradable
A veces las alfombras pueden desprender hedor, pero no te preocupes, porque puedes neutralizarlo con bicarbonato. Espolvoréalo en la superficie, deja que actúe y después retíralo con el aspirador. Sin embargo, esto no acaba aquí, porque luego debes aromatizar la alfombra con un aceite esencial de tu gusto, como de lavanda, de canela… Ayúdate de un aerosol para que esto te sea más sencillo.
Marcas de muebles
Muchas veces, por la disposición de los muebles en la habitación en la que se encuentre nuestra alfombra, es inevitable que aparezcan marcas en ella. Un sencillo truco para remediar esto es la colocación de cubitos de hielo en la zona afectada, para después esperar a que se derritan. Sí, suena increíble, pero este truco funciona. Si la marca se sigue resistiendo, utiliza un tenedor pequeño para acabar de levantar las fibras, pero siempre con mucho cuidado.
Manchas
Las alfombras se pueden manchar de muchas maneras y con muchas cosas, por lo que te daremos consejos específicos para cada una de ellas:
- De vino tinto: elimínalo frotando la zona afectada con agua con gas. Después, extiende una espuma limpiadora. Tu alfombra quedará como nueva.
- De chicle: arrancarlo directamente es un grave error. El procedimiento que debes seguir es otro: coloca un cubito de hielo encima para endurecerlo y, una vez esté duro, lo puedes retirar con mayor facilidad.
- De tinta de bolígrafo: esta mancha se puede eliminar “pellizcándola” con un paño blanco bien limpio impregnado con leche.
- De té o café: se limpia frotando la mancha con una mezcla hecha con detergente y vinagre blanco.
Esperamos que estos consejos que te hemos dado te sirvan para mantener tu alfombra impecable. Créenos cuando te decimos que, por muy locos que parezcan algunos de estos trucos, funcionan. Está más que comprobado. Recuerda… ¡Mantén siempre tu casa limpia!