Los regalos ocuparon por mucho tiempo un sitial de honor en el protagonismo de la sociedad, pero gracias a los diversos cambios y a una evolución social es posible que la euforia del consumismo haya pasado o esté llegando a su final. Más allá de ser un gesto altruista, el hecho de donar las pertenencias u objetos personales vuelve a la palestra pública con las enseñanzas de la reina del orden Marie Kondo y donde su principal consejo es el de deshacerse de los objetos.
El altruismo está dominando la escena en una sociedad consumista y está desencadenado en forma de donación, lo que convierte al acto de regalar en una sensación de buen egoísmo, mientras que en la donación no se espera nada a cambio de la otra persona. Y nada mejor que aprovechar este genial movimiento para donar todo aquello que sobra y que Marie Kondo recomienda para generar orden y bienestar en los espacios del hogar.
Donación, psicología y el efecto Marie Kondo
La satisfacción obtenida mediante el acto de donar es lograda por nosotros mismo, con un claro sentimiento de bienestar que va más allá del valor material. Y es que cuando se hace referencia a la donación se está tratando de una acción voluntaria con plena referencia a algo tangible, sin la necesidad de esperar algo a cambio. Por lo que la donación, según los expertos, es una acción espontánea y que está regida o motivada por diversos sentimientos.
Los beneficios de donar después de ordenar a lo Marie Kondo es que estás plenamente contribuyendo con una causa que implica una mejora en la sociedad, sin importar el tipo de donación que se haga. Además de conseguir alcanzar un sentimiento de plenitud hacia nosotros mismos y de pertenencia hacia un grupo o colectividad, quienes tienen como norte el simple hecho de compartir valores que elevan la capacidad de compasión y de bienestar general.
El sentimiento de donación despertado por Marie Kondo
Ordenar con el método de Marie Kondo implica mejoras sustanciales desde incontables ángulos y garantizan una influencia sobre el pensamiento y sobre la propia psiquis de las personas, creando la posibilidad de generar energías positivas que desencadenan otros procesos positivos y que inciden directamente sobre los sentimientos y la posibilidad de una recompensa, que está vinculada directamente con el efecto de la donación.
El sentimiento de responsabilidad social
Este es el que impulsa a entregar ayuda a otras personas que la necesitan, pero como sucede con muchos otros rasgos de la personalidad, no todos tienen este sentido de responsabilidad social desarrollado. Según los expertos, este grado está determinado por los precisos niveles de empatía, de compromiso y de compasión que una persona pueda sentir hacia su entorno.
El sentimiento de equidad
Este sentimiento aflora en las personas como una respuesta de recompensa hacia un acto que puede catalogarse como de daño, sin importar si la acción fue desarrollada de forma consciente o inconsciente. Este sentimiento de culpa es el culpable de impulsar la acción de la donación y funciona como un detonante motivacional.
El sentimiento de reciprocidad
Una condición que goza de relatividad con relación a las donaciones y al respectivo beneficio que se obtiene, este beneficio puede ser tangible o intangible y generalmente representa una experiencia positiva. Este sentimiento es muy común entre las personas, quienes materializan una donación en espera de obtener algo a cambio.
En general, el acto de donar conlleva a una descarga de sentimientos que permiten la liberación de muchas ataduras sociales impuestas por los diversos estilos de vida, donde la competitividad y el egoísmo se han apoderado de muchas personas. Este cambio en el paradigma desencadena un efecto de calma, sosiego y responsabilidad que además crea responsabilidad y aflora sentimientos de calma y compromiso, logrando que sea mucho más fácil desprenderse de los objetos y conseguir el minimalismo para ordenar el hogar.