Los sistemas de calefacción son elementos que requieren una serie de labores de mantenimiento para garantizar su correcto funcionamiento y, no solamente para eso, sino también para prolongar su vida útil y reducir el consumo.
Y hoy queremos hablarte de una de las tareas más sencillas y útiles en este sentido: la limpieza de los radiadores. Descubre por qué es tan necesaria y cuál es la mejor forma de llevarla a cabo.
El motivo por el que debes limpiar los radiadores si quieres ahorrar calefacción
Limpiar los radiadores de nuestra vivienda es algo necesario por razones obviar, y es que con el tiempo se acumula polvo, pelusas, suciedad y otros contaminantes en todos sus componentes.
Pero, más allá de mantener una buena higiene, debemos saber que la acumulación de esta suciedad puede hacer que el calor no se distribuya de manera uniforme en el espacio, lo que puede hacer que necesitemos mayor cantidad de energía para producir un ambiente confortable.
Cómo limpiar tu radiador para conseguir que funcione de manera más eficiente
La limpieza de un radiador puede ayudar a mejorar su eficiencia y prolongar su vida útil, además de permitirnos reducir el consumo energético del mismo que tan importante es a día de hoy.
Por eso, a continuación te vamos a explicar el método definitivo para limpiar tus radiadores de manera rápida, fácil y económica. Guarda a buen recaudo esta guía porque te va a resultar mucho más útil de lo que crees.
- Apaga la calefacción. El primer paso consiste en asegurarte de que has apagado la calefacción y permitir que el radiador se enfríe antes de comenzar a limpiar. De esta manera el proceso resultará mucho más seguro.
- Retira el polvo y la suciedad superficial. Para lograrlo debes emplear un cepillo suave o un paño que puedas pasar por la superficie del radiador. Lo ideal es no utilizar ningún líquido, ya que puede hacer que la suciedad se pegue aún más.
- Limpia las aletas y los tubos. Las aletas son las piezas del radiador que se encuentran entre los tubos y suelen acumular bastantes desperdicios, al igual que ocurre con los tubos. En ambos casos, lo mejor es que uses un cepillo suave o de dientes y lo insertes en los distintos componentes, moviéndolo hacia arriba y hacia abajo para eliminar cualquier acumulación de suciedad.
- Elimina la suciedad que haya caído. Cuando llevamos a cabo un proceso de este tipo, es normal que caigan desechos alrededor, así que para recogerlos lo mejor es que utilices una aspiradora. De esta manera te asegurarás de dejar la zona completamente limpia.
- Revisa y repite si es necesario. Si el radiador está muy sucio, es posible que necesites repetir el proceso de limpieza varias veces antes de asegurarte que queda completamente limpio y es apto para su uso.
- Vuelve a encender la calefacción. El último paso consistirá en volver a encender la calefacción y comprobar que el flujo de aire es uniforme, lo que significará que todo funciona con normalidad.
Como ves, se trata de un proceso bastante sencillo que puede tener consecuencias de lo más positivas para tu bolsillo, así que te animamos a ponerlo en práctica siempre que te resulte necesario.