Marie Kondo lleva bastante tiempo triunfando a nivel mundial en el tema del orden, la organización y la decoración de los hogares, su método KonMari ha sido capaz de despertar pasiones y de encaminar a millones de personas hacia los beneficios del orden y la limpieza. Además de este método hay otros excelentes como por ejemplo The Home Edit, pero la evolución del orden ya está entre nosotros y se trata de ordenar de adentro hacia afuera.
El orden de los hogares para la producción de salud y alegría seguirá su constante crecimiento y se convertirá en un ejercicio mental y físico que irá más allá de los lindos recipientes de almacenamiento y de los trucos de Marie Kondo para elevar las posibilidades de ganar espacio o de utilizar la parte inferior de las camas. Así que hay que prepararse para una visión más holística de la vida, como una evolución de los métodos de orden y limpieza de los hogares.
Sucediendo a Marie Kondo en el orden del hogar
El nombre de Faith Roberson posiblemente te sea indiferente, pero es una famosa exponente de la organización de los hogares radicada en la polifacética ciudad de Nueva York y que conoce en carne propia lo emotivo que puede significar todo proceso de purga. De allí que una de sus soluciones sea la de conseguir que el cliente se incorpore en cada etapa del proceso de limpieza y orden, para que pueda convertiré en una especie de “trabajo del alma en el propio hogar».
Para esta mujer es imposible crear un ambiente de limpieza, organización y orden de los espacios donde no se involucre al cliente o a la persona que comparte y vive en los espacios que serán ordenados. Por lo que la famosa rutina en la que los clientes se van apenas la organizadora entra al hogar, no funciona con ella y es que la recomienda como uno de los más grandes fracasos con relación a la organización de los hogares.
Los sentimientos al ordenar a lo Marie Kondo
Para Faith Roberson es importante transmitir y dar a entender a los clientes que los sentimientos están inmersos en cada tarea del hogar, convirtiéndose en una brújula que despierta pasiones y por supuesto los guía a través de la sanación, el perdón y la compasión. Es decir, una vez que las personas logran la efectiva reconciliación con ellas mismas, es sumamente fácil conseguir cualquier tipo de objetivos, incluidos los de limpieza y orden de la casa o trabajo.
Esta situación es perfecta para solucionar los problemas de espacio de los hogares, porque simplemente podrás deshacerte de muchas cosas y generar una mayor amplitud por una falta de acumulación de objetos. Esta misma idea es posible aplicarla a la ropa para solucionar los problemas de miles de armarios y donde el significado personal de cada una de las prendas es de suma importancia, claro está, basándose en lo sentimental de cada caso u objeto particular.
Lo ideal es mantener una alta tasa de honestidad relativa a los espacios disponibles y preguntarse si es posible guardar o mantener el artículo. Una vez superada esta pregunta, también tienen que evaluar la posibilidad de uso del objeto y verificar que realmente vale la pena quedarse con él. De allí que si ambas respuestas son positivas, entonces es una buena idea que logres conservar el objeto.
Dejando ir los objetos con determinación y alegría
En contraparte, llegado el momento de dejar ir algo, es importante que logres capturar el momento mediante una fotografía o escribir en tu diario lo especial que fue el objeto mientras estuvo sirviéndote, una especie de agradecimiento a lo Marie Kondo por el trabajo ofrecido por el objeto que se dejara ir hacia un nuevo hogar. Una acción especialmente dirigida a aliviar la tristeza de regalar o donar cualquier objeto que tiene bastante tiempo a tu lado.
Finalmente, se necesita de una excelente tasa de comunicación entre las personas y sus hogares o los espacios de la casa, esta comunicación efectivamente se traduce en relaciones de vida, minimizando la ansiedad y rescatando mucho tiempo perdido al momento de mantener el orden y conseguir desde tu jeans favorito o las gafas y en general cualquier cosa con la necesaria rapidez, gracias a la eficacia de la organización establecida.