La edad de emancipación española sigue siendo una de las más tardías de todo el continente europeo y es que los jóvenes españoles están tardando una eternidad en abandonar la protección de sus padres por circunstancias como la crisis y la precariedad laboral. Hoy día es común que superada la barrera de los treinta años, aun las personas no tengan vivienda independiente, un tema que se complica con la dificultad de tener ahorros y a los altos precios de las viviendas.
Las viviendas en alquiler y en venta han logrado llegar al extremo de necesitar que los ahorristas necesiten de al menos seis años de ahorros solo para pagar la cuota de entrada para una hipoteca de vivienda, la cual por regla general se maneja en alrededor de un 30 % del valor total de la vivienda. De allí que sea importante ofrecer las opciones con las que cuentan los jóvenes de hoy día para conseguir hacerse con una vivienda propia y comenzar una vida por su propia cuenta.
Opciones de compra de vivienda para los jóvenes españoles
Una problemática a la que ya han hecho frente otros países como por ejemplo Reino Unido, donde se ha lanzado un plan especial para la promoción de hipotecas con un bajo o casi nulo aporte inicial por parte del comprador con el fin de incentivar y estimular el mercado de la vivienda especialmente dirigido a los jóvenes. Aquí se implementó un mecanismo con solo un aporte de un 5 % del valor de la propiedad y el gobierno cubriría hasta un 20 % del valor de la vivienda.
España lanzó un plan que finalizo en el 2022 con ayudas para la compra de viviendas de hasta 10.800 euros para jóvenes menores de 35 años, con ciertas condiciones como por ejemplo que la vivienda se encuentre en núcleos urbanos con poblaciones menores a los 5.000 habitantes y con inmuebles que tengan precios límites de 100.000 euros. Una iniciativa que se ha extendido a los gobiernos regionales como el de Madrid, que aprobó recursos para entregar unas 5.000 hipotecas a jóvenes madrileños con edades topes de 35 años.
Las iniciativas de vivienda del sector privado
Las nuevas fórmulas para conseguir solucionar esta problemática también vienen del sector privado y es que es importante destacar que este sector también se beneficia de la reactivación del acceso a vivienda por parte de los jóvenes. Aquí predomina la opción de alquiler de la vivienda con opción a compra, un modelo de mucha flexibilidad porque es el cliente quien escoge el tipo y la ubicación de la vivienda a comprar, siempre basado en su capacidad de pago.
El usuario dispondrá de aportar el 5 % del valor total de la vivienda, mientras que el resto es pagado por la compañía y durante el periodo pactado se cobrará al inquilino una renta o alquiler que podría ir desde los 3 años hasta los 10 años. La apuesta de las empresas privadas es a largo plazo, ya que definitivamente el interés de la compañía es que el inquilino finalmente se quede con el piso, pagándolo por cuotas y por supuesto financiado por medio de una hipoteca.
Un acompañamiento pionero hasta conseguir hipoteca
Otra empresa líder trata de establecer la prioridad de entregar vivienda en alquiler al posible comprador, el alquiler devengado permitirá abonos (como un ahorro) hasta conseguir el 20 % para una especie de cuota de entrada. Al final de este proceso, la empresa establece alianzas entre el inquilino y la banca privada para conseguir mediación para una hipoteca de vivienda que permita la propiedad para el inquilino (una especie de Bróker inmobiliario).
Los bancos ofrecen hipotecas directas
Los bancos españoles no se han quedado de brazos cruzados y ofrecen soluciones a este problema, con la intención de quedarse con una tajada el negocio. Se apuesta por un segmento poblacional de menores de 35 años con rangos de financiación de hipotecas de hasta un 95 %. Una gran oportunidad para clientes con solvencia, pero sin la suficiente capacidad de ahorro, permitiendo que puedan disfrutar de vivienda propia.
Las posibilidades contemplan hipotecas fijas y variables con plazos máximos de financiación de 30 años y con la exigencia de aportar un aval personal que será proporcional al tamaño del importe de la operación y que se mantendrá durante al menos los primeros cinco años, desde el inicio de la formalización de la hipoteca. Evidentemente, los bancos llevarán a cabo el acostumbrado scoring financiero de los posibles clientes y un análisis de riesgo a título personal.