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Lo que debes hacer en verano con la pintura, te guste o no

Además de tener beneficios estéticos, realizar esta tarea es beneficioso para la salud y para las relaciones familiares

Sin duda alguna, el verano es uno de los mejores momentos para renovar el hogar, siendo la época del año en el que la gran mayoría decide lanzarse a una tarea que, cada cierto tiempo, se torna más que necesaria: pintar las paredes. Aunque los expertos recomiendan hacerlo cada 24 o 36 meses, aproximadamente, lo cierto es que la mayoría de la población deja pasar más tiempo, quizá porque, en la mayoría de los casos, no saben cuando, cómo ni por donde empezar. Si es tu caso, presta atención porque te encuentras en el mejor momento para coger la brocha gorda, o contratar a una empresa para que lo haga por ti.

Y es que pueden enumerarse un sinfín de razones por las que los meses de más calor son los mejores para pintar la casa, ya que, por lo general, no sólo disponemos de más tiempo, sino que también podemos aprovechar más horas de sol, además de existir un menor riesgo de lluvia. Vamos, que se juntan un montón de factores que consiguen que la nueva capa de pintura se seque muchísimo más rápido. Tanto es así que, si se emplea una de buena calidad, es posible dormir en la misma habitación el mismo día que la hemos pintado.

Razones por las que pintar la casa durante el verano

La ventaja principal de pintar nuestra casa es estética, pues pintando las paredes se puede obtener un nuevo ambiente, además de renovar el espacio. Pero no es el único, pues entre muchos otros está el que el pintar es terapéutico, desinfecta, pues la pintura posee unos agentes que eliminan todo tipos de ácaros que se ocultan en los pequeños huecos y esquinas; además de ayudar a eliminar olores incrustados, como por ejemplo, el del tabaco, y hacer que las paredes y el espacio respiren de nuevo. Asimismo, la casa recién pintada aumenta su valor ante futuras ventas.

habitación con escalera, brocha y utensilios para pintar

Además, pintar es divertido y es una tarea que, ahora en vacaciones, puede hacerse en familia o en pareja, convirtiéndose en la excusa perfecta para pasar un rato todos juntos y compartir una actividad. Asimismo, dicen los expertos que esta labor es muy sencilla, y que únicamente necesita cinco pasos: preparar las paredes, limpiando y tapando grietas; cubrir bien con cintas de pintor zócalos y marcos de ventanas; proteger los muebles con sábanas o plásticos; comenzar pintando los techos, continuar con esquinas y grietas y, por último, pintar todas las paredes, dando mejor dos pasadas que una, así como respetando los tiempos de secado.

Otras recomendaciones son el tomarse el tiempo necesario para elegir el color más adecuado, pues la calidad de la pintura seleccionada será determinante en el resultado final; apostar por las mejores herramientas – brochas, rodillos, etc.- para un resultado de mayor calidad, pues aseguran una mejor cobertura de la superficie, minimizando el uso de pintura; y, aunque el verano es la mejor época para hacerlo, se han de evitar los días demasiado calurosos y con un elevado grado de humedad, pues es necesario abrir las ventanas para que la pintura se seque y desaparezca el olor  y si hay demasiada humedad las capas tardarán más en secarse.

¿Y por qué hacerlo en verano? Pues porque los días de julio y agosto son los más largos del año, así como aquellos en los que disponemos de más tiempo para realizar todas aquellas tareas que no hemos podido hacer el resto del curso por falta de tiempo. Todo un incentivo para centrarnos en tareas de pintura y decorativas, que requieren de una especial dedicación. Además, más allá de las irregulares e intensas tormentas veraniegas, el mes de agosto destaca por sus elevadas temperaturas, por lo que la pintura se secará antes y su olor desaparecerá en menor tiempo.

En cuanto a los espacios que más se suelen pintar en esta época del año están la terraza y jardín, pues desde que llega la primavera, tendemos a esmerarnos en cuidar los espacios exteriores de nuestro hogar, llenándolos de plantas, bancos, balancines y todo tipo de accesorios. Sin embargo, no es hasta el verano cuando disponemos de todo el tiempo que nos gustaría para mimarlo y ponerlo bonito. Por ello, esta temporada estival puede resultar una fecha ideal para decorar las macetas o darle una capa de pintura al porche.

También el cuarto de los niños, aprovechando que los campamentos de verano y otro tipo de actividades de ocio suelen ocupar parte de las vacaciones de los más pequeños. Su ausencia durante varios días puede suponer el momento perfecto para darle un nuevo aire a su habitación. Además, no puede pasarse por alto que, de curso en curso, tienden a crecer y hacerse mayores, por lo que es muy probable que su habitación requiera urgentemente esa transformación.

Y en tercer lugar, la casa de veraneo, pues además del domicilio habitual, muchos también tienen la suerte de contar con una segunda vivienda, en la que pasan buena parte de sus días de vacaciones. Un motivo más que suficiente para renovarla con cierta frecuencia y hacer de ella un lugar especial. En el otro lado de la balanza estarían aquellos que aprovechan su marcha a este segundo hogar para transformar su espacio habitual de residencia. Ambas opciones son igual de buenas.

Dejando a un lado la motivación estética, hay situaciones que se presentan como claras señales para pintar las paredes y dejar la casa como nueva. Entre otras, están las paredes desgastadas, las humedades, que además de antiestéticas son nocivas para la salud; las grietas, que en ocasiones ponen en peligro el estado de la vivienda; renovar el papel pintado, que puede estar en mal estado o pasado de moda; eliminar restos de gotelé o borrar las marcas de muebles viejos o cuadros. Ya se sabe que nunca es tarde si la dicha es buena, así que, ¡manos a la obra!

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