Ordenar el hogar forma parte integral de un movimiento que se ha apoderado de una gran parte de las personas y la famosa escritora Marie Kondo tiene una gran dosis de culpa gracias a su método KonMari y a la excelente efectividad del mismo para lograr espacios organizados que irradien bienestar y alegría en el hogar y en el trabajo; eliminando el estrés y ofreciendo una clara oportunidad para descansar, disfrutar y aumentar la productividad y la salud general.
El orden enseñado por Marie Kondo va desde los armarios de los dormitorios hasta los estantes de la cocina y por supuesto con un claro enfoque hacia la disminución de los objetos que conservamos y hacia la adopción del minimalismo como una doctrina de vida y limpieza. Pero muchas veces suceden recaídas que dejan entrar nuevamente al desorden y al caos, por lo que siempre es importante estar al pendiente del efecto rebote, para evitarlo.
Evitando el efecto rebote del orden junto a Marie Kondo
Al igual que en muchas afamadas dietas, cuando hablamos de orden y de organización, así como de limpieza de los espacios, es plenamente posible la aparición del efecto rebote. Con el oportuno riesgo de volver a acumular donde antes se había liberado valioso espacio. Un simple descuido convierte un espacio ordenado y limpio en un completo desastre de proporciones bíblicas, donde evidentemente las cosas comienzan a desorganizarse y a crear caos y energías negativas.
Este desagradable efecto rebote puede evitarse, por lo que siempre es preciso tener claro los trucos de Marie Kondo tras llevar a cabo la limpieza y el orden de los espacios con el método KonMari, el mismo que te ofrece las pautas para evitar que el desorden y la desorganización estén presente tras la aplicación del método de Kondo y de una jornada de limpieza.
Marie Kondo nunca descuida los espacios ganados
Los espacios ganados y creados mediante el orden tienen que conservarse y no volver a ser utilizados para nuevas compras, los estantes y los armarios libres deben mantenerse y si compras nuevas cosas debes pensar si lo nuevo sustituye a lo viejo o a lo que ya tenías. Es importante mantener la regla de que si compras algo debes sacar algo y evidentemente nunca mantener los espacios llenos al 100%.
Dobla eficientemente, pero sin torturas
Marie Kondo expone las ventajas del doblado vertical, pero si este no te funciona no debes torturarte. La organización en horizontal también es eficiente desde muchos puntos de vista y en muchos casos los espacios disponibles condicionan el tipo de doblado de las prendas. Lo importante es mantener las cosas ordenadas y en un formato que permita la máxima visibilidad, con ello sabrás lo que tienes y tendrás un perfecto orden de toda la ropa y prendas.
Cada cosa en su lugar
La ubicación de los objetos debe ser la adecuada, de allí que sea importante mantener esta precisa premisa para que el orden siempre se mantenga dentro de los espacios. La lógica y el sentido común son de gran relevancia para que asignes el mejor lugar a cada cosa u objeto y así puedas ubicarlo al momento de una búsqueda rápida o al instante de necesitarlo. Recordando que los objetos de uso frecuente tienen que estar en una posición de honor y de fácil acceso.
La clasificación por categorías
Nunca se cansa de repetirlo y es que Marie Kondo siempre promueve una clasificación de los objetos por categorías y no por espacios, y esta misma afirmación se aplica para el orden y para el correcto posicionamiento de los objetos. El famoso “komono” hace mención a los objetos variados y sentimentales y que por ende son los más difíciles para mantener ordenados, organizados y catalogados, significando un punto visceral para evitar el efecto rebote del orden.
Ordenar la ropa por temporada
El orden de la ropa y del armario es un tema fundamental y que debe ser constante, porque representa una de las situaciones que más desorden implican en el hogar. De allí que sea precio que la ropa y los armarios sean ordenados en cada una de las temporadas, revisando prenda por prenda para verificar si aportan la necesaria dosis de alegría y basándote en esta premisa para decidir si donarla o quedártela.