Se sabe que el estrés es una reacción normal y hasta saludable según en qué momentos de la vida. Es muy bueno para afrontar los desafíos y de alguna forma nos motiva en el día a día a poder llegar a cumplir nuestras metas y objetivos. Se le llama estrés bueno, o eustrés, pero puede volverse peligroso cuando se hace crónico o ya hay demasiado estrés. Y para ello, hay alimentos que te puedes ayudar a rebajar el estrés y la ansiedad.
Y es que, tener sentimientos extremos de miedo o de preocupación de forma regular puede llevarte a evitar ciertas situaciones o a comenzar hábitos alimenticios poco saludables. A eso se le llama ansiedad y merece la atención que se merece de tu parte.
¿Cuál es la relación entre el intestino y el cerebro?
Los alimentos que comemos juegan un papel clave en la reducción o la exacerbación de la ansiedad a través de la conexión intestino-cerebro. En esta conexión se destaca la interconectividad de estos dos órganos, lo que indica que el intestino y el cerebro están en constante comunicación bidireccional y la salud de uno influye directamente en la salud del otro.
Nuestros microbios intestinales, específicamente, son un determinante clave de los síntomas de ansiedad. Así que, vamos a apoyarnos en las evidencias científicas que apoyan la ingesta de ciertos alimentos cuando estamos más nerviosas y la evitación de otros.
Cuando la inflamación está presente en el intestino, puede provocar una inflamación en el cerebro llamada neuroinflamación. La evidencia nos dice que la neuroinflamación aumenta en las personas con ansiedad, por lo que aquellos que buscan reducir los síntomas del estrés deben evitar los alimentos que provocan ansiedad. Así que, sin más, vamos a analizar cuáles son estos alimentos, tal y como se desprende en una información publicada por médicos expertos nutricionistas.
1. Alimentos procesados
Los alimentos envasados suelen estar llenos de aditivos procesados como azúcar y los ácidos grasos como el omega-6. Cuando los consumimos en exceso, estos ingredientes alimentan los microbios dañinos en el intestino y empeoran la inflamación (y, por lo tanto, el estrés) con el tiempo.
Lo mejor son alimentos integrales ricos en nutrientes como las verduras frescas o congeladas y las legumbres como las lentejas, garbanzos, así como el salmón, las ostras o los mejillones enlatados.
2. Azúcares añadidos y refinados
Las tortitas, los pasteles y productos horneados, cereales envasados, ketchup, los aderezos para ensaladas o las salsas para la pasta. Todo esto se debería evitar. La hiperpalatabilidad de estos alimentos puede agradar inicialmente a las papilas gustativas, pero el exceso de azúcar y al final la salud del intestino se resiente.
El azúcar es una sustancia que tiene un efecto adictivo, así que, cuanto menos la consumamos, mejor. Así que, si quieres un dulce, mejor un puñado de arándanos o una o dos onzas de chocolate negro ¡mucho mejor!
3. Edulcorantes artificiales
Estos edulcorantes se agregan a los alimentos y bebidas etiquetados como «bajos en azúcar» o «sin azúcar». Si bien pueden comercializarse como alternativas más saludables, en realidad, los edulcorantes artificiales pueden ser tóxicos para el cerebro, alterando las concentraciones cerebrales de neurotransmisores que regulan el estado de ánimo.
4. Alcohol
El alcohol puede empeorar la ansiedad, aunque no tenga el mismo efecto en todos. Si consumes alcohol, hazlo con moderación y use la inteligencia de tu cuerpo para prestar atención a cómo te hace sentir en realidad. Si te sientes nerviosa o ansiosa cuando bebes, o bien , al día siguiente, aunque te hayas tomado solo un par de copas el día anterior, te sientes mal, el alcohol no es par ti.
Si bebes, mejor opta por opciones bajas en azúcares y jugos agregados.
5. Café
El café puede empeorar la ansiedad, pero como el alcohol no le afecta a todo el mundo igual. Presta atención a sus niveles de estrés después de tomar café, y si quieres disfrutar de una taza de café, tómatela pero sin añadir demasiado azúcar, o mejor, sin azúcar.
Con estos alimentos podrás suavizar un poco la sensación de ansiedad de tu cuerpo, si es que estás pasando por un época más dura o estresante.