Los alimentos con alto contenido en grasas trans son, probablemente, los menos recomendables para el organismo. No solo tienen un valor nutricional absolutamente nulo, sino que su consumo es responsable de medio millón de muertes al año.
Es por ello que la Organización Mundial de la Salud (OMS) se han propuesto eliminar esta sustancia de la alimentación de todo el mundo para finales de este año. Es una tarea difícil, ya que se encuentra en más alimentos de los que a primera vista puede parecer.
«A la basura» con estos alimentos
Tal es la preocupación sobre el consumo de las grasas trans que el director general de la OMS, Tedros Ghebreyesus, se ha mostrado tajante al referirse a la necesidad de eliminar el consumo de grasas trans con la frase «a la basura con ellas”, en el mismo informe en el que se propone finales de 2023 como fecha para su erradicación.
Según la Fudación Española del Corazón (FEC), una ingesta habitual de este tipo de alimentos tiene efectos muy perjudiciales sobre el sistema cardiovascular, aumentandao un 34% el riesgo de muerte por encima de cualquier otra y 28% por cardiopatías coronarios.
¿Qué son las grasas trans?
Los ácidos grasos trans, más conocidos simplemente como grasas trans, son un tipo de ácido graso insaturado que se encuentra en algunos alimentos, principalmente en productos industrializados que han sido sometidos a hidrogenación, es decir, en los alimentos procesados.
Las grasas trans se producen cuando los fabricantes de alimentos convierten aceites líquidos en grasas sólidas, como manteca o margarina. Es a estas grasas a las que se les llama aceites parcialmente hidrogenados una vez completado el proceso.
Alimentos con alto contenido en grasas trans a evitar según la OMS
Las grasas trans pueden encontrarse en poca medida en algunos alimentos de manera natural. Por ejemplo, alimentos de origen animal —grasa, carne con masa grasa, lácteos— pueden contener grasas trans de manera natural. O los aceites refinados, que pueden tener un 0,5% de este tipo de grasas.
La actual legislación no obliga a que sean identificadas en el etiquetado de muchos productos que no se consideran poco saludables o perjudiciales para el organismo, algo que dificulta la erradicación de la sustancia en el plazo previsto. Uno de los primeros pasos sería fijar en un 2% el máximo de grasas trans permitida en un alimento para garantizar la seguridad en su consumo.
Pero los alimentos realmente perjudiciales por su contenido en estas grasas y los que la OMS recomienda tomar de manera muy puntual o, si puede ser, no tomar nunca son los productos industriales y ultraprocesados como snacks, bollería industrial, patatas fritas —las congeladas para freír, tampoco—, quesos para gratinar o fundir, precocinados como pizzas, croquetas, empanadillas, lasañas, etc., helados, cremas de cacao, sopas y cremas precocinadas y salsas de bote como la mayonesa, tártara, cesar, rosa, etc.
Estos son los productos que mayor cantidad de grasas trans aportan al organismo de manera «oculta». Es muy importante evitar también las cadenas de comida rápida como hamburguesas, perritos calientes o pizzas, cuyos ingredientes suelen tener una gran cantidad de esta sustancia.