El jamón ibérico es uno de los tesoros culinarios más apreciados de la gastronomía española. Con su sabor característico y su textura exquisita, este alimento de sabor casi insuperable se ha convertido en un verdadero emblema de la cocina ibérica.
El consumo del jamón ibérico ha trascendido fronteras y cada vez más personas en todo el mundo lo consumen para deleitarse con su inigualable calidad. Pero ¿Cuáles son los aspectos clave que debemos tener en cuenta al comprar jamón ibérico en el supermercado, para asegurarnos de que estamos adquiriendo un producto auténtico y de alta calidad?
Todo en el jamón nos cuenta algo sobre él
Si sabemos hacer una radiografía adecuada del jamón ibérico, nos daremos cuenta de que la pata nos cuenta casi a gritos si se trata de un 100% ibérico, es decir, un pata negra o de una jamón de una calidad inferior.
Hay que tener en cuenta que una menor calidad que el pata negra no supone un mal jamón, pues a partir de un 50% de raza ibérica, podemos hablar de jamón ibérico. Este se identifica por la forma de la pata, el color del corte, peso y otros detalles que se pueden apreciar casi de un vistazo.
Los tres aspectos claves en los que debes fijarte al comprar jamón ibérico
Un buen jamón ibérico es fácilmente identificable por tres características clave. La primer de ellas es el tamaño y la forma. El jamón ibérico se caracteriza por su forma estilizada y alargada. Además, debemos prestar atención a la pezuña, que debe ser de color negro. Otro detalle importante es la caña, que debe ser muy fina. Estas características físicas son indicadores de la raza y la calidad del jamón ibérico.
El siguiente aspecto a tener en cuenta no salta a la vista, pero con un poco de buen ojo para el calculo podemos hacernos una idea. El peso y periodo de maduración son fundamentales para la calidad del jamón ibérico. El peso debe oscilar entre 6 y 8 kilos, dependiendo del periodo de maduración, que debe durar entre 24 y 48 meses.
Por último, si tenemos la oportunidad de ver qué aspecto tiene el corte del jamón, podremos tener una idea mucho más clara de su calidad. El jamón debe mostrar un color rojo intenso, con vetas de grasa blanca, brillantes a la vista y que den sensación de untuosidad al tacto. Estas vetas de grasa infiltrada son las que le confieren su sabor distintivo y su textura jugosa. Además, al cortar el jamón, debe desprender un aroma agradable y característico, que nos indica que estamos frente a un auténtico jamón ibérico de calidad.
Para minimizar riesgo compra el jamón en un establecimiento de confianza
Para garantizar la autenticidad y la calidad del jamón ibérico, es recomendable adquirirlo en establecimientos de confianza. Busca tiendas especializadas, charcuterías o productores reconocidos que cuenten con una reputación sólida en el mercado o de la que tengamos un buen conocimiento de su manera de trabajar.
Estos lugares suelen ofrecer información detallada sobre el origen del jamón, su proceso de elaboración y los sellos de calidad correspondientes, como la Denominación de Origen Protegida (DOP) o la Indicación Geográfica Protegida (IGP). Además, no hay nada como un asesoramiento experto personalizado para comprar con tranquilidad. Si saben de jamones y además te llaman por tu nombre, ahí es.