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Cómo elegir la mejor sandía de supermercado para que te dure con el calor del verano

Algunas señales en su superficie y lugar en el mercado ayudan a elegir una sandía madura pero que no se nos quede pasada en pocos días

Consejos para elegir sandía en el supermercado

El verano es la temporada perfecta para disfrutar de refrescantes y jugosas sandías. Estas deliciosas frutas son una excelente opción para hidratarnos y deleitar nuestro paladar con su sabor dulce y refrescante. Pero, ¿Cómo podemos asegurarnos de elegir la sandía adecuada en el supermercado?

Saber cómo podemos llevarnos una sandía en las mejores condiciones a casa nos evitará llevarnos desagradables sorpresas con este alimento. Con consejos prácticos para seleccionar una sandía en su mejor momento de consumo y trucos de conservación, seguro que la sandía te dura más tiempo en la nevera.

Cómo elegir una sandía lista para comer y que también aguante en la nevera

Puede que lo más difícil a la hora de elegir una buena sandía sea saber encontrar ese momento justo de equilibrio entre que este madura para consumirla pero no demasiado y que al poco de tenerla en casa ya este pasada.

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Además de elgir bien, trocear y guardar la sandía cuando quede poca ayuda a prolongar su conervación

Una serie de características en su aspecto y su textura pueden ayudarnos a acertar con ese punto de equilibrio en la sandía que nos llevemos a casa. Ten en cuenta, que el verano es su temporada, aparte de esto, fíjate en algunos detalles clave.

Cómo debe ser el tacto de la sandía que compremos

Lo primer que debemos buscar es una textura firme al tacto. Debe sentirse dura y sólida, lo cual indica que está madura y lista para ser disfrutada. Evita las que estén blandas o cedan demasiado bajo la presión de tus dedos, ya que esto podría ser un indicio de que están pasadas.

Además, al darle unos golpecitos suaves a la sandía con los dedos, si suena hueca, es una señal positiva. Un sonido hueco indica que la fruta está madura y en buen estado. Si el sonido es apagado o sordo, es posible que la sandía no esté en su mejor momento.

De dónde la cogemos y qué aspecto buscamos

Antes de tocar y garle unos golpecitos a la sandía, debemos tener buen ojo para acertar los antes posible. Lo primero que vamos a hacer es elegir las que están en lo alto del montón. Las mejores sandías suelen estar en la parte superior. Esto se debe a que cuando los agricultores las apilan, las más maduras y de mejor calidad se colocan en la parte superior, para que el puesto resulte más atractivo a los consumidores, mientras que las menos maduras se dejan en la base.

Sandía fresca buen estado supermercado

Entre estas sandías nos fijaremos en que la que elijamos no muestre grietas ni defectos en su superficie. Examina cuidadosamente la sandía y busca aquellas que no presenten grietas, cortes o daños visibles. Una piel lisa y uniforme es un indicativo de una sandía en buen estado.

El color de la sandía madura

Un último aspecto a tener en cuenta es el color de la sandía. Si el extremo opuesto al pedúnculo (donde se encontraba unida a la planta) tiene un tono amarillo, es probable que la sandía haya sido cosechada en su punto óptimo de maduración. Este es un buen indicador de que la fruta estará jugosa y sabrosa. Por otro lado, si el extremo es verde o blanco, es posible que la sandía haya sido recolectada antes de tiempo y no alcance su máximo sabor.

Una vez que hemos elegido la mejor sandía, así es cómo debe conservarse

Al llegar a casa con tu sandía elegida, asegúrate de almacenarla correctamente para mantener su frescura por más tiempo. Aquí tienes algunos consejos adicionales. Limpia y seca la sandía antes de guardarla en la nevera. Asegúrate de limpiar la superficie de la sandía con agua para eliminar cualquier suciedad o residuo. Luego, sécala completamente con una toalla de papel o paño limpio y guárdala en la parte baja de la nevera evitando el contacto directo con otros alimentos o con las paredes de la nevera.

Una buena manera de conservar la sandía más tiempo cuando nos queda ya una parte más reducida es cortarla en trozos, envolverlas en recipientes herméticos o en papel de aluminio cuidando que todas las partes estén bien tapadas. Después, vuelve a poner la sandía troceada en la nevera.

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