El agua sin lugar a dudas es un elemento vital para la vida en la tierra, pero por culpa de la industrialización y de la cría intensiva de animales para consumo humano y siembra se ha venido produciendo una sistemática contaminación de estas aguas con las nefastas consecuencias que esto traerá para toda la población. El actual modelo agropecuario en el cual vivimos nos está simplemente dejando un agua cargada de heces producto de las macrogranjas y de fertilizantes provenientes de la agricultura industrial, es decir: una increíble cantidad de nitratos que el medio ambiente no puede soportar, lo que puede perfectamente asemejarse a un paulatino envenenamiento de uno de los bienes más preciados que tenemos como lo es el agua.
En España esta contaminación de las aguas por nitratos está afectando tanto a las aguas superficiales como a las subterráneas y como extra se avecinan los estragos de un cambio climático donde las reservas de agua se reducirán y donde las que quedan podrían estar contaminándose desde ya. De allí que este tipo de contaminación tenga un impacto presente y futuro en todos los ecosistemas naturales y en el propio abastecimiento para el ser humano, siendo ya muy común conseguir muchos pueblos de la geografía española que han perdido total acceso al agua potable por culpa de esta contaminación y por supuesto una afectación directa en la obtención de alimentos para todos.
Greenpeace pide monitorización y constante vigilancia de estas aguas
España mantiene estaciones de monitorización dependientes del Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITERD), donde se evalúan y se llevan a cabo controles precisos de la concentración de nitratos en las aguas subterráneas, esto es posible gracias a 4157 estaciones de control lo que en promedio te arroja unas 8.2 estaciones por cada 1000 kilómetros cuadrados. Es posible que con una vigilancia mucho más férrea se pudiesen alcanzar controles de mayor precisión y así lograr ampliar esta red de vigilancia, demostrando que el problema es mayor del que se piensa y con una gravedad superior.
Según Greenpeace esto es necesario para conseguir formular y tomar de inmediato acciones de contundencia, además de incentivar la creación de lo que ellos denominan: Red Ciudadana de Vigilancia de la Contaminación del Agua por Nitratos. Este grupo ecologista ha distribuido aparatos de medición portátiles entre colectivos y personas voluntarias con la firma intención de alcanzar un panorama de máxima precisión a nivel municipal con relación a las concentraciones de nitratos en el agua.
La participación ciudadana promovida por Greenpeace es una forma positiva de exigir mayor presencia gubernamental para la resolución de este grave problema que afecta a todos, así mismo finalizar con todas las nefastas actividades que se encuentran detrás de este paulatino envenenamiento de las aguas como las macrogranjas y las grandes extensiones de cultivos super industrializados que utilizan fertilizantes en abundancia.
El agua como enlace en la producción de alimentos
El agua por sí misma representa un magnífico alimento, además es imprescindible para desarrollar todos los necesarios procesos fisiológicos (digestión, absorción de nutrientes y la correcta eliminación de los desechos), así mismo este vital líquido forma parte de nuestra sangre y por ende de la vida, recuerda que estamos constituidos por un 70 % de agua. Ahora bien, la producción de alimentos y la cría de carne para alimentarnos es imposible de realizarla sin este precioso elemento.
La contaminación tanto por excrementos en las gigantescas granjas, así como la implementación de cultivos industrializados están afectando a las aguas subterráneas en todos sus niveles, por lo que el panorama no es nada alentador debido a la gran escasez de agua que se espera en los próximos años producto del devastador e indetenible cambio climático y el calentamiento global.
Devorando el planeta y la poca agua alimenticia
El modelo de producción que se utiliza en la actualidad y basado en la sencilla fórmula de: “alimentar y usar a los animales y a las plantas lo más rápido, maximizando los beneficios sin importar las condiciones”. Ha mantenido una siniestra eficiencia en España y en el mundo a nivel general. Es posible conseguir cifras donde:
- El número de cerdos se ha quintuplicado.
- El número de vacas se ha duplicado.
- La siembra intensiva agota los terrenos.
Y no se está hablando de simples números bajos, esto representa millones de animales y de hectáreas con consecuencias terribles y donde las más directas son:
- Contaminación de las aguas.
- Un incremento del efecto invernadero gracias a las elevadas emisiones.
- Deforestación de tierras para pastizales y para la produccion de alimento para ganado.
- Abuso de los animales y amplia resistencia de enfermedades por el uso indiscriminado de antibióticos.
Esto ha traído como consecuencia una desbocada contaminación de las aguas en todos los niveles freáticos, con las consiguientes consecuencias para la salud humana y para las generaciones futuras. Las cuales tendrán un recorte inmenso del acceso a este preciado líquido y a un recurso “NO RENOVABLE” el cual además de agotarlo, estamos contaminándolo mediante la implementación de políticas “incorrectas y permisivas” y donde efectivamente hace falta la organización de la comunidad con ayuda de organizaciones como Greenpeace para salvar al agua que todos necesitamos.