Encontrar alimentos para una dieta equilibrada y que además nos hagan disfrutar de la comida es el equilibrio perfecto para un menú semanal perfecto.
Uno de los alimentos más deliciosos que ha estado sometido al debate sobre su aportación nutricional y si es o no saludable comerlo con frecuencia es nuestro maravilloso jamón serrano. Para aclarar algo las dudas, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha recurrido a la tabla Nutriscore para descubrir de una vez por todas el aporte nutricional del jamón. Y sentimos decirte que no te va a gustar.
¿Qué es la tabal Nutriscore y por qué prestarle atención?
Si no conoces en qué consiste esta tabla Nutriscore, se trata de un sistema que funciona como un semáforo con 5 letras, desde la A, para calificar a los producto más saludables, hasta la E, para los menos recomendables. Seguramente la hayas visto esta tabla de letras sobre colores en alguno de los alimentos del supermercado.
La tabla Nutriscore se diseñó para ayudar a los consumidores a realizar compras alimentarias conscientes en cuanto a sus aporte nutricional, comparando alimentos de la misma familia —lácteos con lácteos, embutidos con embutidos, etc.—. Y si le prestamos atención, el jamón debe tener un consumo limitado en nuestra dieta.
La OCU abaliza el jamón serrano junto con otros embutidos
El jamón ibérico se califica dentro de la familia de los embutidos, por lo tanto, procesado, se encuentra en esta categoría. Dado que el consumo medio de carne roja y carne procesada en España es elevado, es crucial seguir las recomendaciones dietéticas, que sugieren no consumir carne más de 4 veces por semana, dándole prioridad a opciones más magras como el pollo o el conejo, y limitando todo lo posible el consumo de carne procesada.
La OCU analizó más de 200 tipos de embutidos utilizando el sistema Nutriscore y, lamentablemente, lo que encontraron no es nada que podamos celebrar. Ningún embutido obtiene una A, y solo dos productos alcanzan una B. La valoración de estos productos depende principalmente de su contenido de grasas saturadas y sal, dos componentes críticos en alimentos procesados.
El jamón serrano recibe una de las calificaciones Nutriscore más bajas
El jamón serrano o ibérico recibe una clasificación que oscila entre D y E debido a su alto contenido de grasas saturadas y sal. Por lo tanto, se recomienda un consumo ocasional y moderado. Aunque se trata de un producto con un precio elevado y se considera poco accesible, existen opciones que permiten que sea común tomarlo en la tostada del desayuno a diario.
La calificación no ha sentado muy bien dentro de los amantes de esta maravilla gastronómica, por lo que es importante destacar que no se trata de demonizar ningún alimento, incluido el jamón ibérico, sino de usar Nutriscore como una herramienta que nos ayuda a identificar productos dentro de una categoría que son más saludables que otros.
Algunas categorías de alimentos no deben formar parte de nuestra dieta diaria, sino que deben consumirse ocasionalmente. Nutriscore nos recuerda que algunos productos, como el jamón serrano, son demasiado frecuentes en la dieta promedio de los españoles.
Una buena calificación Nutriscore no es un permiso para comer un alimento constantemente
Es importante tener en cuenta que un alimento con una clasificación Nutriscore A no debe interpretarse como una licencia para su consumo indiscriminado. Recordemos que Nutriscore se aplica a productos procesados, es decir, el mal menor, por lo que la recomendación principal es limitar al máximo la presencia de estos productos en nuestra dieta.
Nuestra alimentación debe basarse en productos frescos, de temporada y, sobre todo, en frutas y verduras. Pero en caso de optar por algún producto procesado, la elección inteligente implica buscar aquellos con la mejor valoración nutricional en su misma categoría.
La información proporcionada en el etiquetado, cuanto más completa, sencilla y libre de intereses comerciales sea, facilita la elección de productos que se adapten a nuestras necesidades, ya sea por precio, salud, sostenibilidad u otros criterios. La clave está en elegir sabiamente y equilibrar nuestra dieta de manera consciente.