El jamón ibérico es uno de los productos más reconocidos y apreciados por los consumidores de todo el mundo pero son realmente muy pocos los que saben distinguir qué tipo de jamón le están dando.
Su sabor único y su textura exquisita puede conseguir que pocas veces nos preocupe saber qué jamón estamos comiendo pero puede ser de gran ayuda a la hora de pagar un precio adecuado por este delicioso alimento.
Tres tipos principales de jamón ibérico
Lo primero que hay que tener claro es cuántos tipos de jamón ibéricos podemos encontrarnos. Vale que para medio planeta con que sea jamón serrano valga, pero es conveniente saber que no todos los jamones ibéricos son iguales. Existen tres tipos principales: jamón ibérico de bellota, jamón ibérico de recebo y jamón ibérico de cebo.
Las diferencias entre los tres tipos se dan sobre todo en la alimentación y cría del cerdo, la raza y el proceso de curación de cada tipo de jamón ibérico.
Jamón ibérico de bellota, el gran deseado
El jamón ibérico de bellota es considerado el más exclusivo y de mayor calidad. Proviene de cerdos 100% raza ibérica criados en libertad en dehesas, donde se alimentan principalmente de bellotas durante la época de montanera, que es el período de engorde del cerdo. Durante esta época, se produce una acumulación de grasa infiltrada en los tejidos musculares, lo que le confiere su sabor y textura característicos.
Después, pasa por un proceso de elaboración y curación largo y meticuloso en bodegas naturales durante un período mínimo de 36 meses. Durante este tiempo, los jamones pierden agua y adquieren su sabor intenso y aromático. El resultado final es un jamón jugoso, con un color rojo intenso y una grasa infiltrada brillante y untuosa que se deshace en la boca.
Jamón ibérico de recebo, una estupenda opción para amantes del buen jamón ibérico
El jamón ibérico de recebo se obtiene de cerdos que han sido alimentados con una combinación de bellotas y piensos durante la montanera. Estos cerdos no han tenido suficiente acceso a las bellotas para ser clasificados como jamón ibérico de bellota, pero su alimentación mixta les confiere un sabor y una calidad superiores a la de los cerdos alimentados exclusivamente con pienso.
El proceso de curación del jamón ibérico de recebo es muy similar al del jamón ibérico de bellota y cumple con prácticamente los mismos requisitos excepto que su tiempo de curación puede ser ligeramente inferior. El resultado es un jamón con un sabor más suave que el de bellota, pero igualmente delicioso. Su carne presenta una infiltración de grasa más moderada, por lo que su textura, aunque no tanto como el del jamón de bellota, sigue siendo bastante jugosa y con un sabor fantástico.
Jamón ibérico de cebo, una opción más asequible
El jamón ibérico de cebo proviene de cerdos alimentados exclusivamente con piensos y criados en granjas. Estos cerdos no han disfrutado de la montanera ni de una alimentación a base de bellotas, lo que se refleja en su sabor y calidad. El proceso de curación del jamón ibérico de cebo suele ser más corto que el de los otros tipos de jamón ibérico, generalmente alrededor de 24 meses, por lo que su sabor y textura no alcanzan la calidad de los dos anteriores. Esto hace que sea un jamón con un precio más asequible, por lo que su consumo es muy común.
Ofrece una carne de color rosado y una textura menos jugosa debido a la menor infiltración de grasa. Sin embargo, sigue siendo sabroso y es perfecto para tener un jamón siempre a mano para un picoteo, bocadillos, cocina, etc.
Los diferentes tipos de jamón ibérico ofrecen una amplia gama de sabores y texturas para satisfacer los distintos paladares y necesidades. Desde el exclusivo y exquisito jamón ibérico de bellota, pasando por el equilibrado jamón ibérico de recebo, hasta el accesible jamón ibérico de cebo, cada uno tiene su propio encanto y características.