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Las teorías sobre la invención del champán, ¿Cuál es la verdadera?

Unos dicen que se originó en Inglaterra y otros que en Francia, ¿quién llevará la razón?

Todos hemos brindado alguna vez, y más de una, con una copa bien fresquita de champán. Y es que el champán, o champagne en francés, es un vino espumoso, blanco o rosado, que ya, sea por sus burbujas, el momento de descorchar la botella o el chin chin de sus copas al brindar, cuando lo bebemos quiere decir que estamos de celebración.

Aunque todos creemos que su origen es francés, de ahí su denominación champagne porque viene de la región francesa Champaña, buscando sobre su historia nos hemos encontrado con unos datos muy curiosos sobre el champán que nos han hecho replantearnos si su origen es de verdad francés. Por eso, a continuación, te contamos todo lo que hemos descubierto sobre el origen del champán.

El origen del champán

El champán tiene más historia y años de vida de lo que creíamos porque los romanos ya hacían mención a un vino espumoso al que llamaban vinum titillum nombre que, incluso, se seguía utilizando en París durante el siglo XV. Pero no fue hasta el siglo XVII cuando se empezó a popularizar entre las cortes inglesa y francesa y es aquí cuando comienzan a surgir las dudas sobre su origen.

Historia del champán

Se dice que, en 1670, fue el monje Dom Pérignon, del que más adelante hablaremos, quien lo inventó, pero también hay evidencias de que, seis años antes, un científico inglés llamado Christopher Merret, le agregó azúcar al vino para hacerlo más carbonatado, dando lugar a una bebida con una textura muy similar a la del champán. A partir de aquí, parecer ser que los ingleses empezaron a agregar grandes cantidades de azúcar y melaza al vino para hacerlo espumoso y lo guardaban en botellas de vidrio mucho más resistentes que las que en esa época se utilizaban.

En la historia del champán también es importante sacar a la luz que no todo su camino fue color de rosa, también tuvo algunos enemigos. Por ejemplo, en 1660, cuando el vino se empezó a embotellar antes de que terminara su primera fermentación para mantener mejor sus aromas, empezaron a aparecer las primeras burbujas y esta efervescencia no le gustaban a todos los productores ya que las botellas estallan y los tapones saltaban, de ahí que muchos hicieran referencia al champán como el vino del diablo o el salta-tapones.

El monje Dom Pérignon

El origen del champán que nos parece más auténtico es el relacionado con Dom Pérignon, un monje benedictino que fue bodeguero en la Abadía de Hautvillers desde 1668 hasta 1715, año en el que falleció. La historia dice que, en el siglo XVII, este  monje francés se dio cuenta de que en su vino, mientras estaba fermentando, se habían formado pequeñas burbujas. Un día la impaciencia le pudo y abrió una de las botellas antes de que terminara de fermentar y el aire le entró. Pérignon se dio cuenta que había hecho algo inaudito cuando probó la bebida en estas condiciones, dijo que estaba bebiendo las estrellas. A partir de aquí, Dom Pérignon empezó a hacerle más cambios como la selección de nuevas uvas, el tradicional corcho sujeto con una grapa metálica o el vidrio de las botellas con más grosor para que no explotaran al abrirlas.

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