La decoración de estilo nórdico nos ha acostumbrado a ver maderas en tonos claros, casi siempre combinadas con blanco. Y si hablamos de otros estilos como son el oriental o el industrial, lo que triunfa en ellos son las maderas de tonos más oscuros. Visto de esta manera puede parecer que sí o sí tenemos que elegir un único tono si queremos que nuestro salón o nuestro dormitorio tengan un look perfecto. Pero no siempre tiene que ser así.
Es posible combinar diferentes tonos e incluso texturas de madera con un resultado asombroso. De hecho, es una forma estupenda de aportar dinamismo a la decoración de casa, de crear espacios con personalidad propia y de conseguir un efecto visual mucho más atractivo. ¿Pero cómo acertar a la hora de mezclar tonos? Es mucho más sencillo de lo que a primera vista pueda parecer. Toma nota.
Una pieza protagonista de la decoración
Un punto de partida para no equivocarse a la hora de combinar diferentes tonos de madera es elegir primero esa pieza que será protagonista de la decoración de la estancia, puede ser la mesa de comedor, el mueble del salón o el cabecero, si hablamos del dormitorio. Será ese el foco de atracción y el que marcará cómo combinar los tonos del resto de la estancia.
Si la madera tiene vetas, todo será mucho más fácil. Ese abanico de tonalidades que reúne será el que podamos utilizar para elegir el resto de las piezas y conseguir una decoración coherente y equilibrada, pero con mucho dinamismo. Si la madera es lisa, la elección tendrá que regirse por otros criterios. En ese caso habrá que fijarse en los matices de la madera, por ejemplo, si tiene un tono amarillento o si presenta reflejos anaranjados. Esa será clave para elegir los demás elementos.
Contrastes que funcionan
Es fácil que surjan muchas dudas a la hora de combinar diferentes tonalidades de la madera, pero hay trucos que nunca fallan. Por ejemplo, combinar solo dos tonos diferentes, uno en el suelo y otro en el mobiliario. De esta manera se crea un contraste que dará relevancia al mobiliario sin necesidad de complicarse demasiado a la hora de elegir.
Otra forma de crear ese contraste, cuando el suelo no es de madera, es jugar con los tonos en las diferentes piezas de mobiliario. Se trata de elegir uno para las piezas más relevantes en la decoración y combinarlo con tonos diferentes en los muebles más pequeños e incluso en pequeños accesorios decorativos.
Cómo suavizar el contraste
Es posible que esos contrastes, una vez elegidas las piezas nos parezcan excesivos. No hay problema, siempre hay formas de matizar y equilibrar el resultado final. Por ejemplo, las alfombras son una forma estupenda de suavizar la transición de un suelo con un tono a unos muebles de otros. Cojines, lámparas e incluso plantas también funcionan en este sentido.
Otro truco diferentes es valerse de colores neutros en la decoración, especialmente del blanco o del beige, aunque negro y gris también son válidos. Elegir uno u otro dependerá del estilo de la estancia, pero en cualquier caso ayudan a matizar contrastes y a suavizar el efecto que tienen las maderas con tonos más potentes.
Mezclar diferentes acabados de una misma madera
Aun siendo de una misma especie, la madera puede adquirir diferentes tonos según el acabado que se le dé. Si a eso sumamos diferentes texturas, el efecto puede ser espectacular. En este aspecto entrar acabados en mate o en diferentes niveles de brillo. Pero también acabados más elaborados con otros más toscos, casi con la manera en bruto. La combinación de ese estilo raw que se ha introducido en las tendencias decorativas más actuales con las líneas cuidadas de estilos como el oriental o el clásico funciona a la perfección.
Otros consejos para elegir bien los tonos de la madera
En cualquiera de los casos, es importante no excederse. Es decir, combinar diferentes tonos de madera es perfecto para ganar en estilo, pero con mezclar tres tonos, a lo sumo cuatro, es más que suficiente. Todo lo demás puede resultar excesivo y arruinar cualquier buena intención que tengamos a la hora de jugar con diferentes maderas.
Y el segundo consejo fundamental es que, sean dos o tres los tonos elegidos para la decoración y aunque uno de ellos sea el predominante, el resto tienen que verse bien. ¿Qué quiere decir? Que esos tonos secundarios deben aparecer en más de un elemento de la estancia. Puede ser la mesilla del dormitorio y el marco de un espejo o la mesita auxiliar del salón y un accesorio de decoración, por poner solo dos ejemplos.