Las cocinas abiertas son tendencia. Esa estética tan actual no es su única ventaja, también ayudan a aprovechar al máximo los espacios en casas pequeñas y permiten ganar en luminosidad cuando son oscuras. Todo ello sin olvidar que son superprácticas y muy funcionales. Pero también es cierto que integrar una cocina conectada con el salón a veces es complicado.
Cuando lo que se desea es que la zona de la cocina pase lo más desapercibida posible, existen soluciones muy decorativas. No hace falta levantar tabiques para que los armarios o los electrodomésticos no se vean. Podemos dar más visibilidad a la zona de estar, evitando así que la de la cocina sea protagonista de la decoración y crear ambientes mucho más ligeros a nivel visual y también más pulcros. ¿Cómo? Vamos a verlo.
Cocinas que se esconden en un armario
La solución más sencilla para ocultar la zona de la cocina es encajarla en un armario empotrado. Basta con colocar unas puertas escamoteables. ¿Qué quiere decir? Que se pliegan y se recogen en un lateral, de modo que cuando están abiertas no se ven ni ocupan espacio. Si esas puertas son del mismo color que las paredes, cuando estén cerradas será como si no hubiera cocina. No necesariamente tienen que ser lisas, si quieres sumar estilo, nada como puertas con molduras o cuarterones.
Esta es una solución perfecta en esas cocinas que están dispuestas en línea, es decir de pared a pared, o en aquellas otras que están en pasillos. Esas puertas se pueden colocar a pocos centímetros de los armarios, de manera que optimizan al máximo el espacio. Por ello, son las más adecuadas cuando lo que no sobre en casa es, precisamente, sitio. A la hora de cocinar bastará con recoger las puertas y listo.
Paneles móviles
Si hay espacio suficiente, los paneles móviles no solo ocultarán la cocina cuando no la usemos, sino que también pueden ser mucho más decorativos que unas simples puertas de tipo armario. Hay mil posibilidades diferentes. Por ejemplo, los paneles de palillería, que son esos paneles hechos en listones que pueden ser de diferente grosor y estar más o menos juntos.
El uso de paneles para ocultar la cocina es una buena alternativa a las puertas correderas tradicionales porque sus dimensiones pueden ser mayores en una soal pieza. Si además junto a la cocina hay alguna estancia a la que queramos dar un poco de intimidad, como un dormitorio o un recibidor, ese panel es la solución más versátil porque podremos utilizarlo en uno u otro espacio según nos convenga.
Puertas basculantes
Una solución ingeniosa para espacios especialmente complicados o pequeños es elegir unas puertas lisas para los armarios bajos y cubrir la zona sobre la encimera con una puerta basculante, parecida a la de los garajes. Son esas puertas que se abaten y se recogen en horizontal sobre un eje, de modo que quedan en paralelo al suelo.
Cuando esa puerta esté bajada, la cocina tendrá un aspecto de mueble compacto o de armario. La gran ventaja de esta solución para ocultar la cocina es que no se necesitará ni un centímetro para ocultarla y conseguir que pase absolutamente desapercibida. Si esta opción no es posible, hay alternativa: las persianas verticales, perfectas en ambientes modernos y sofisticados.
Cristal para dejar pasar la luz
¿Y si queremos ocultar la cocina pero no prescindir de la luz que entra por su ventana? Uno de los motivos para abrir cocinas al salón es, precisamente, aumentar la luminosidad cuando la cocina tiene ventana. El problema de ocultar la estancia con puertas o paneles de materiales como la madera es que se pierde esa luminosidad. Lo mejor enconces es optar por el cristal.
Cualquiera de las ideas que hemos mostrado hasta ahora se puede hacer con elementos de cristal. Hay que tener en cuenta, eso sí, dos cuestiones. La primera es elegir un cristal templado, de máxima resistencia a impactos. La segunda es que tendrán que ser cristales traslúcidos, puesto que de lo que se trata es de que la cocina quede oculta.
Muebles lisos
La última idea para que la cocina pase desapercibida no es ocultarla, sino “camuflarla”. Es la mejor solución en cocinas en forma de L o de U, en las que cualquiera de las otras ideas no siempre son factibles. Se trata, simplemente, de elegir muebles completamente lisos, sin adornos ni tiradores.
Pero para que el efecto sea realmente discreto hay que evitar esos acabados típicos de cocinas. Es decir, nada de superficies en exceso brillantes o del típico color blanco. Lo ideal es que la zona de la cocina sea del mismo estilo que el resto del mobiliario. Y, por supuesto, los electrodomésticos deben estar panelados u ocultos en un armario. De esta manera conseguiremos que, aunque se vea, la cocina pase lo más desapercibida posible.