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El efecto Popeye: las espinacas no son tan ricas en hierro

Las espinacas son famosas por su alta aportación en hierro, sin embargo, esta afirmación es un error que debemos a una coma y al personaje animado

espinacas hierro alimento

Existen varios alimentos a los que se le atribuyen propiedades que no contienen en la medida que se cree o que no supone para el organismo los beneficios o perjuicios que se le atribuyen. Esto suele estar relacionado con campañas de propaganda movidas por la necesidad de vender un producto determinado o con la intención de educar en alimentación a algún grupo social determinado, generalmente niños y niñas.

Entre los casos de alimentos con una fama por encima o por debajo de su realidad, se encuentran las naranjas, que pese a que contienen vitamina c tal y como se piensa, no es precisamente el alimento ni la fruta que más la aporta. O el aceite de oliva, cuya poca accesibilidad durante un periodo de la historia hizo preferible decir que no era beneficioso. Pero sin duda, el caso más representativo de este fenómeno es el de las espinacas, el hierro y un personaje muy popular conocido como Popeye el Marino.

Popeye y el error del hierro en las espinacas

Quienes crecimos siguiendo los consejos de este personaje en su serie de dibujos animados —cada capítulo terminaba con alguna lección de vida o una moraleja— recordaremos que cada vez que Popeye tenía que enfrentarse a Brutus o salvar a Olivia, o ambas cosas al mismo tiempo, recurría a su gran fuerte de hierro que le aportaba una fuerza superior: las espinacas.

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Un error en una coma multiplicó por diez el contenido de hierro en las espinacas

Sin embargo, las espinacas no contienen tanto hierro como los guionistas pensaron en su momento para incentivar que la población de Estados Unidos a que comiesen un alimento que se lo aportase. Las espinacas contienen hierro, sí, pero no tanto como para presentarla como la mayor fuente comestible de este mineral. Es más beneficiosa por su excelente aportación de vitaminas K, A, C y ácido fólico. Entonces, ¿a que se debe este error de lo que hoy llamaríamos branded content?

Una error en una coma y a comer espinacas

Aunque no está del todo claro que la jugada fuese intencionada, Popeye se convirtió en el artífice del aumento en el consumo de espinacas en Estados Unidos durante la década de 1930. El país venía de sufrir una fuerte crisis social y económica desencadenada por el famoso crack del 29 y los casos de anemia se habían disparado entre la población norteamericana por la falta de hierro en su alimentación. Un error hizo pensar que las espinacas eran una poderosa fuente de hierro y la propaganda que se le hizo en ese sentido en la serie animada —Popeye fue uno de los programas más vistos de esa época— hizo que su consumo como remedio ante la falta de hierro y para combatir la anemia se propagase rápidamente por todo el país. «Cuantas más espinacas comas, más fuerte eres» es el mensaje que se deducía de ver un capítulo de Popeye.

El error que produjo este efecto fue cometido por el químico alemán Emil von Wolff, en 1870. Von Wolff fue el primero en analizar el contenido de hierro de las espinacas. Pero cometió un error en una coma y esta verdura paso de los casi 4 miligramos de hierro por cada 100 gramos que en realidad contiene a 40 miligramos. Diez veces la cantidad real. La mayor fuente vegetal de hierro conocida. Todo un hallazgo. Todo un error con consecuencias muy negativas para lo que la alimentación de la población estadounidense necesitaba.

Las espinacas tienen muchos nutrientes, pero no son especialmente ricas en hierro

Toda alimentación equilibrada debe contener verduras. En el caso de las espinacas son muy beneficiosas como fuente de vitaminas y minerales. Sin embargo, cuando la alimentación de una persona o de un grupo de personas se ve condicionada por alguna situación —trastornos alimenticios, intolerancias, falta de nutrientes—, los alimentos deben ajustarse a esa circunstancia en particular.

Si bien para cualquier persona sana y con una buena alimentación las espinacas son más que recomendables, en los casos de anemia son muy contraproducentes. La población estadounidense de los años cuarenta vio como los casos de anemia aumentaban pese al disparado consumo de espinacas. Esto se debe a que la espinaca no sólo no es rica en hierro, sino que además tiene “inhibidores de la absorción” de este mineral por el sistema digestivo, presentes también en el salvado de trigo, en la cáscara de los cereales y en el té y el café. En caso de anemia o una falta de hierro, los alimentos que nos ayudan a la absorción son lo que contienen bastante vitamina C.

La difícil tarea de desmentir el mito del hierro en las espinacas

Un segundo estudio realizado en 1937 acerca de la presencia del hierro en las espinacas corrigió el error del químico alemán. Sin embargo, el dibujo ya se había hecho bastante popular por entonces, las espinacas eran una parte inseparable del personaje y el momento en cada capitulo Popeye apretaba la lata hasta que la hacia explotar y se comía la verdura marcaba el principio de su acto heroico. Para los guionistas, el cambio era toda una locura y el dibujo animado nunca se modificó.

La idea ya había sido aceptada como válida y perduraría en la cultura popular de todo occidente, ya que la serie con el tiempo fue vendida a televisiones de otros países que aceptaron la afirmación de que las espinacas eran ricas en hierro.  Ni siquiera ese a que en 1981 un artículo publicado en 1981 por British Medical Journal en el que se desmentía una vez más el mito pudo acabar con su fama. Pese a estos estudios y lo que ya sabemos, las espinacas a día de hoy siguen siendo consideradas en casi todo el mundo la mayor fuente de hierro existente.

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