Son molestos. Generan malestar hasta que se consigue expulsarlos y son políticamente incorrectos. Sí, tal cual. Nos referimos a los gases, esa mezcla de sonido y olor –normalmente, ojo, con algunas excepciones– que se genera en el intestino como resultado del proceso de fermentación de los alimentos. En la digestión se fermentan los carbohidratos no digeridos, que normalmente son los azúcares y la fibra, y en ese proceso salen esos gases que tan poco gustan.
Como apuntamos, normalmente es la fibra y el azúcar las sustancias que suelen generar este fenómeno, llamémoslo así. Eso apunta directamente a los alimentos ricos en ambos en los que más gases suelen generar en nuestro organismo. De ahí que podamos deducir en parte esas verduras que producen un mayor número de ventosidades. Ya decides si prefieres controlar su consumo o directamente evitarlos, pues no todos los organismos responden de la misma manera.
El brócoli genera muchos gases
Es una verdura muy saludable, probablemente de las hortalizas más recomendables para consumir. Sin embargo, se trata de un alimento que genera muchos gases. Es rica en vitamina C y vitamina K y una magnífica fuente de minerales. Lo que ocurre es que es rica en fibra y se conoce por estimular muy bien la digestión. Eso la convierte en algo especialmente interesante para consumir si padeces de estreñimiento, si te cuesta ir al baño.
El ‘contra’ está en que cuenta con un gran número de hidratos de carbono que son difícilmente digeribles y eso es lo que provoca que se formen gases en los intestinos. El brócoli cuenta con alrededor de 2,5 gramos de fibra dietética por cada 100 gramos de producto y esta es de fermentación lenta. Ese es el quid de la cuestión y es lo que genera en cierta expulsión de gases, flatulencias que suelen resultar molestas porque no son socialmente bien vistas.
¿Cómo hacer para seguir consumiéndola sin ‘padecer’ esta situación? Se podría tomar como acompañamiento, pues es rico en vitaminas y minerales y se recomienda su ingesta por los beneficios que conlleva para el organismo. El brócoli se podría potenciar en nuestros menús como acompañamiento, a modo de guarnición, sin abusar. Recordemos que es importante tomar cinco piezas de frutas-verduras diarias para llevar una alimentación sana y equilibrada.
Alcachofas y flatulencias: causa y efecto
Las alcachofas son otras de las verduras y hortalizas que suelen provocarnos un mayor número de flatulencias. Cuenta con nutrientes que se consideran esenciales para nuestro organismo, eso por supuesto, y hay que contar con este alimento a la hora de llenar la despensa para el día a día. Sin embargo, el contra de tomar este producto es que genera gases que son incómodos, por las posibles molestias estomacales, y antisociales. Sí, hay que incidir en ello. No nos gustan los gases.
El caso es que en el caso de las alcachofas, la explicación se encuentra en su lista de componentes. Son ricas en fibra dietética y en proteínas. Estos fermentan lentamente en nuestro organismo, en el tracto digestivo, y en ese proceso de fermentación es que se van generando esos molestos gases que finalmente hay que expulsarlos de una u otra manera. Las flatulencias podría decirse que no son negativas o malas en sí mismas, sino que tienen una explicación lógica.
Existe cierta predisposición en determinadas personas a padecer de flatulencias. Esta la marca el perfil de la macrobiota, de ahí que hay ciertas estrategias que profesionales de la nutrición podrían marcar para mejorar el estado de salud y reducir la producción de gases en el organismo. Entre estas está el restringir un poco el consumo de fibra y también el complementar la dieta con probióticos, unos productos de los que se habla mucho últimamente.
Las coles de Bruselas, en el punto de mira
Se consumen sobre todo en Europa, en los países nórdicos, pero realmente se trata de una verdura que se encuentra a diario en el mercado. Son coles pequeñitas que suelen aparecer en menestras de verduras y que se cocinan a modo de acompañamiento para carnes y pescados. Están deliciosas, son saludables pero sí, son especialmente flatulentas. Es decir, provocan demasiados gases y ese punto las coloca en el punto de mira de este artículo.
Ojo, que no se trata de advertir sobre no consumir estos alimentos. Al contrario, unos y otros son especialmente sanos y positivos para el buen funcionamiento del organismo, del tracto digestivo. Lo que sucede es que no hay que abusar si no queremos padecer las molestias que conlleva la generación de gases. En relación a las coles de Bruselas, el punto es el mismo que los anteriores, que tiene fibra dietética de fermentación lenta y eso hace que se den estas situaciones.
Espinacas y flatulencias
Las espinacas son interesantes para la dieta por su alta composición en hierro y vitaminas A, B, C y K. Nos aporta magnesio, manganeso, potasio y calcio. Por supuesto, fibra dietética que al final a la hora de que se digieran como deben generan gases e hinchazón. En este caso los nutricionistas apuntan que el oxalato, que está presente en buena medida en las espinacas, se descompone por completo en la digestión y eso también hace que se desencadenen flatulencias.
Para evitar esta situación y lo que conlleva, las espinacas se consumen cada vez más en batidos, mezcladas con frutas y otras verduras. Son batidos detox que facilitan la digestión. Vas a disfrutar de las bondades de esta verdura como alimento pero sin caer en el exceso y sin que ello conlleve que se generen gases en tu organismo. Otra opción es tomarla hervida o bien en ensaladas.
Las cebollas también producen gases
Las cebollas, ese clásico de los clásicos cuando se preparan ensaladas, entre otros platos. Las cebollas son ricas en fibra y están entre esas frutas, verduras y hortalizas que generan mayor número de flatulencias. Eso no exime de la infinidad de bondades de tener este alimento en tu despensa así que no debes desecharlas.
Las cebollas son ricas en fructosa y ese tipo de glucosa que se suele encontrar de manera natural en los alimentos es lo que generan los gases. A la hora de que el intestino lo procese se genera esa fermentación lenta que es lo que provoca los gases y flatulencias a los que hemos hecho referencia a lo largo de este artículo.