Durante las últimas semanas, el frío ha vuelto a apoderarse de los termómetros, haciendo que tengamos que recurrir a la calefacción y también a otro tipo de dispositivos para calentar nuestra vivienda.
No obstante, aún son muchos los usuarios que se muestran poco conformes con la subida que han experimentado combustibles como el gas, lo que ha hecho que continúen buscando otras opciones de calefacción, como diferentes tipos de calderas.
Por eso hoy queremos hablarte de las calderas de biomasa, un sistema de calefacción eficiente, ecológico y muy práctico. Continúa leyendo para saber más sobre este tipo de dispositivos.
Calderas de biomasa como calefacción: qué son y como funcionan
Dentro del ámbito de la calefacción existen muchos tipos de calderas, además de otra serie de dispositivos que nos permiten generar calor en nuestra vivienda.
Siendo uno de estos las calderas de biomasa, un dispositivo que utiliza combustibles renovables para producir calor y agua caliente sanitaria, por ejemplo pellets o astillas de madera, cáscaras de frutos secos o huesos de aceituna, entre otros.
Estas calderas funcionan a través de un proceso de combustión controlado en el que se quema el combustible en una cámara específica para producir calor, que se transfiere al agua que circula por la caldera para su uso en calefacción o agua caliente sanitaria.
Calderas de biomasa como calefacción, aptas para todo tipo de instalaciones
Las calderas de biomasa pueden ser empleadas en diferentes tipos de instalaciones, desde viviendas unifamiliares hasta grandes edificios o instalaciones industriales, lo que las hace aptas para todo tipo de público.
Además, existen diferentes tipos de calderas de biomasa, desde calderas manuales a otras que se alimentan de forma automática con combustible a través de un sistema de alimentación. Pero, en cualquier caso, todas ellas tienen una serie de ventajas que es importante conocer y abordaremos a continuación.
Ventajas de instalar una caldera de biomasa en tu vivienda como sistema de calefacción
Si las comparamos con otros sistemas tradicionales de calefacción, veremos que las calderas de biomasa tienen una serie de ventajas que es fundamental destacar. Veámoslas con mayor detalle:
- Usan combustibles renovables. Como hemos comentado más arriba, este tipo de calderas utilizan combustibles renovables, como pellets de madera, astillas de madera o huesos de aceituna, lo que reduce la dependencia de combustibles fósiles y disminuye la emisión de gases de efecto invernadero.
- Son mucho más versátiles. Tal y como acabamos de señalar, este tipo de calderas funcionan con combustibles de diversos tipos, lo que permite una mayor flexibilidad y adaptabilidad a diferentes situaciones.
- Ahorro de energía y reducción de costes. La biomasa es generalmente más barata que los combustibles fósiles, lo que permite ahorrar dinero en calefacción. Además, las calderas de biomasa pueden ser muy eficientes en términos de consumo de combustible, lo que permite un mayor ahorro de energía.
- Tienen un bajo impacto ambiental. Especialmente si se emplean materiales de origen local y se gestionan de manera sostenible, dos de las claves que nos ayudarán también a reducir los costes de este tipo de dispositivo.
- Mayor autonomía energética. Las calderas de biomasa pueden contribuir a una mayor autonomía energética y a la reducción de la dependencia de combustibles importados.
En resumidas cuentas, podemos ver que se trata de una alternativa sostenible y muy respetuosa con el medio ambiente, sobre todo si lo comparamos con otros sistemas de calefacción que sí emplean combustibles fósiles.
No obstante, también es importante tener en cuenta que adquirir un sistema de este tipo va a suponer un mayor desembolso inicial que si optamos por otro tipo de sistemas habituales. Si bien es cierto que, a largo plazo, nos producirán un ahorro mucho mayor y conseguiremos recuperar la inversión realizada en un periodo relativamente corto de tiempo.
Diferentes combustibles para la calefacción con calderas de biomasa
La biomasa no es más que un combustible vegetal, y puede adquirir diferentes formas. Las más comunes son las cáscaras de frutos secos, los huesos de aceituna, las astillas… Cualquiera de estos combustibles vale, por lo que no tiene mucha historia conseguir lo que hace falta para que esta caldera funcione. Dicho esto, te recomendamos mucho este método de calefacción, pues de esta manera le darás uso a estos residuos en lugar de tirarlos sin más. ¿Quién iba a decir que servían para algo más que para acabar en la basura, verdad?