Si es importante en unos hábitos de alimentación equilibrados empezar el día con un buen desayuno para afrontar la mañana, no lo es menos terminar nuestra jornada con una cena que nos ayude a tener un buen descanso.
Las cenas ligeras no solo nos ayudan a reducir la sensación de pesadez al irnos a dormir para favorecer un descanso mejor, sino que un bajo aporte calórico es justo lo que necesitamos antes de pasar varias horas de reposo. Pero pocas calorías no es sinónimo de hambre o poca nutrición y, para eso, el huevo es nuestra mejor baza en la nevera.
La importancia de una cena ligera
Sobre cómo hacer una cena adecuada para una dieta equilibrada y que evite un aumento de peso superior al saludable existen muchas pautas. Por ejemplo, lo recomendable es cenar entre dos y tres horas antes de irnos a la cama y no hacer comidas demasiado copiosas pasadas las seis de la tarde.
A partir de esta hora, el metabolismo tiende a ralentizarse ya que habitualmente estamos más cansados y baja el ritmos de nuestra actividad. Las cenas ligeras como ensaladas, tortillas francesas o cremas de verduras son alimentos que nuestro cuerpo puede procesar mejor en la parte más relajada del día.
El huevo es el alimento ideal para las cenas
Uno de los alimentos más versátiles para las cenas y con mayor aporte nutritivo es el huevo. Además de tener un alto poder saciante, resulta muy poco calórico y es una fuente natural de proteínas, lo que nos devolverá la energía gastada durante el día favoreciendo un sueño reparador para estar a tope al día siguiente. Esta parte de proteína, unida a las grasa saludables presentes en el huevo lo convierten además en un alimento ideal para reducción de peso, debido a que ayuda a reducir la sensación de hambre y a que nuestro cuerpo esté nutrido. Algo fundamental para evitar la necesidad de devorar alimentos hipercalóricos.
Cenas con huevo para dormir y sentirnos mejor
El huevo tiene multitud de usos en cocina. Para conseguir los resultados que perseguimos aquí, lo mejor es evitar comerlo frito. La fritura del aceite es poco digestiva y aporta demasiadas calorías. No es un buen alimento para las cenas. Existen dos formas muy convenientes de cenar huevo. La primera es duro, ya sea partido en taquitos en una ensalada para aumentar su poder saciante y que no tengamos hambre en mitad de la noche o, de la misma manera, en cremas de verduras. También puede comer un huevo duro entero como acompañamiento de cualquier otro alimento saludable, como un salteado de verduras o una sopa.
La segunda es en forma de tortilla francesa. Mucha gente añade mantequilla o un exceso de sal para aumentar el sabor de la tortilla. Mientras más lo evites, mejor. La tortilla francesa es una cena rápida y sencilla de preparar, no hace falta una cantidad grande para saciarnos —con un par de huevos batidos es suficiente— y mantiene todas las propiedades nutritivas del huevo.
También existe una tercera opción, que es la del «huevo pasado por agua». Esta receta que suele triunfar entre los más pequeños consiste en un huevo cocido al punto que la clara esté cuajada mientras que la yema se mantiene aún líquida. El problema de esta cena es que suele comerse mojando pan, pero si elegimos un pan integral u otro tipo de pan bajo en calorías y en poca cantidad, podemos tener una cena bastante disfrutable, saciante y saludable, que favorezca un buen descanso.