Cuando prestamos atención a una alimentación saludable, completa y equilibrada, buscamos alimentos que nos aporten el máximo beneficio posible, tanto a nuestra salud como a las funciones del organismo.
Los alimentos funcionales son aquellos que contienen componentes biológicamente activos que pueden proporcionar beneficios adicionales para la salud más allá de su valor nutricional básico. Estos alimentos pueden ser utilizados para prevenir o tratar enfermedades y mejorar nuestra salud y el bienestar.
Estos son los alimentos funcionales más comunes
Entre los alimentos funcionales más conocidos se encuentran los alimentos ricos en fibra, como los granos enteros, las frutas y las verduras, que ayudan a reducir los niveles de colesterol y la presión arterial, así como a mantener un peso saludable. Otros ejemplos de alimentos funcionales incluyen el té verde, el ajo, el jengibre, las bayas, los frutos secos, el yogur y el aceite de oliva.
¿Por qué estos alimentos funcionales deben formar parte de tu dieta?
Los beneficios para la salud que tienen los alimentos anteriormente mencionados son muy interesantes para tu organismo. Para empezar, el té verde, menos asociado a la nutrición que otros alimentos, contiene polifenoles, que son poderosos antioxidantes que pueden ayudar a prevenir el daño celular y reducir el riesgo de enfermedades crónicas como las enfermedades cardíacas o incluso reducir el riesgo de padecer algún tipo de cáncer.
El ajo tiene propiedades antibacterianas y antivirales, mientras que el jengibre puede ayudar a reducir la inflamación y mejorar la digestión. Las bayas, como las moras, los arándanos y las fresas, son ricas en antioxidantes y pueden ayudar a prevenir el daño celular e intervenir también contra el riesgo de enfermedades crónicas.
Los frutos secos, el yogur natural y el aceite de oliva cumplen funciones esenciales
Los frutos secos, como las nueces y las almendras, son unas de las grandes revelaciones nutricionales de los últimos años y en la actualidad son la recomendación fija de los nutricionistas. Son ricos en grasas saludables y pueden ayudar a reducir el riesgo de enfermedades cardíacas.
El yogur es una excelente fuente de probióticos, que pueden mejorar la salud digestiva. Y, finalmente, el aceite de oliva es rico en ácidos grasos monoinsaturados y antioxidantes, y puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedades cardíacas.
¿Cómo empezar a incluir alimentos funcionales en tu dieta sana?
Integrar alimentos funcionales en una dieta sana es fácil y delicioso. Por ejemplo, se puede agregar jengibre rallado a los batidos o al té, se pueden mezclar bayas con yogur o avena para el desayuno, se pueden agregar frutos secos a las ensaladas o como snack.
También se puede utilizar aceite de oliva en lugar de mantequilla o margarina para cocinar y para untar en tostadas y optar por alimentos fortificados con nutrientes adicionales, como el pan integral fortificado con ácido fólico o la leche fortificada con vitamina D.
El pescado azul, casi un alimento funcional
El pescado azul, como el salmón o el atún, ha ganado un gran protagonismo a nivel nutricional en los últimos años debido, sobre todo, a su aporte en ácidos grasos beneficiosos como el omega-3, que ayuda a reducir los niveles de colesterol en sangre.
Esta cualidad ha hecho que además de ser un alimento muy nutritivo y saludable, la comunidad científica comience a plantear la inclusión del pescado azul como alimento funcional, ya que menos colesterol supone reducir el riesgo de padecer problemas cardiovasculares como una presión arterial alta —que puede derivar en infartos— o la diabetes tipo 2.
Los alimentos funcionales son una excelente manera de mejorar la salud y el bienestar de forma natural y con varias opciones que pueden resultar deliciosas. Al elegir alimentos ricos en nutrientes y compuestos biológicamente activos, se puede reducir el riesgo de enfermedades crónicas y mejorar la calidad de vida.
