Cada vez son más las personas que toman conciencia de que el actual modelo de explotación animal para alimentación es poco o nada sostenible. La sobreproducción de productos cárnicos y de origen animal implica en muchos casos crueldad con estos seres vivos.
Es por ello que las dietas que dan prioridad al consumo de alimentos de origen vegetal están ganando popularidad en los últimos años. No hace falta que abandonemos por completo la carne, el pescado o los huevos, solo que se tome conciencia de una producción y consumo más responsable. Esa es la propuesta de la dieta flexitariana.
¿Qué es la dieta flexitariana?
El término de alimentación flexitariana fue acuñado en 1990 cuando una periodista lo utilizó en una reseña gastronómica para referirse a la comida que ofrecía un restaurante. La palabra ganó popularidad rápidamente al unir en un solo vocablo la explicación para una dieta vegetariana pero flexible.
Eso es precisamente el flexitarianismo. Una alimentación de base vegetal que integra el consumo puntual de productos de origen animal. Entran los vegetarianos que aceptan otros alimentos cuando están en una comida con amigos o de trabajo. También quienes consumen un solo producto de origen animal —vegetales y pescado, pero nada de carne y lácteos, por ejemplo— o quienes están en una transición hacia el vegetarianismo.
¿Qué comen las personas flexitarianas?
Una dieta flexitariana incluye, principalmente, verduras, hortalizas, cereales, legumbres, frutas, frutos secos, semillas, germinados y algas. Estos son los grupos de alimentos que forman la base de la dieta y que se consumen a diario.
Sobre esta base, de manera ocasional y muy puntual, comen carne roja. Por lo tanto, la proteína animal la obtienen principalmente de la combinación de huevos, el pescado y carne blanca, que tienen más presencia en la dieta como complemento de los vegetales.
Otros alimentos como el pan, el azúcar o las harinas no pueden ser refinados. Esta dieta no permite tampoco el consumo de ultraprocesados. Ya que la idea es cambiar el actual modelo de producción de alimentos de origen animal. Se inclinan por los productos de temporada y la agricultura, ganadería y pesca sostenible.
Además de la producción sostenible, la alimentación flexitariana busca mejoras en la salud
La Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC) publicó en 2015 un comunicado en el que se alertaba sobre la relación entre comer carne roja y procesada y el aumento de las probabilidades de sufrir cáncer. Esta afirmación provocó una fuerte crisis mundial en este sector empresarial.
Después de este comunicado, la OMS incluyó estos alimentos en el grupo de sustancias más peligrosas. Este tipo de carne compartía aparecía en la lista junto a nada menos que el humo del tabaco, el alcohol, el plutonio o el la polución en el aire de las grandes ciudades.
Es por este motivo por el que, de los alimentos de origen animal que integra la dieta flexitariana, son las carnes rojas las que presentan el mayor grado de restricción en favor de alimentos no vegetarianos más saludables como el pescado o la carne de ave.