El arroz es un alimento muy consumido en todo el mundo. En España, son varios los platos que se preparan a partir de este cereal, como pucheros, paellas, arroz con tomate… Y, de un tiempo a esta parte, también forma parte de dietas saludables con productos como las toritas de arroz o integral, entre otros formatos.
Un estudio reciente de la Organización de Consumidores y Usuarios revela que algunos tipos de arroz o de los productos elaborados a partir de este cereal pueden contener pequeñas cantidades de arsénico y ha advertido sobre las precauciones a tener en cuenta al comer estos alimentos.
Arroz con partes de arsénico
El análisis de la OCU se ha llevado a cabo con el arroz tal y como viene en el envase. Sin ninguna alteración por parte del usuario de lavado o cocinado. Y los productos que han mostrado cantidades de arsénico han sido tanto el arroz integral, las tortitas de arroz, el arroz blanco y en los cereales del desayuno de arroz inflado, según el análisis en el que se han utilizado 136 muestras.
Los estudios también demuestran que lavar el arroz con agua abundante y retirar este agua ayuda a reducir notablemente e incluso eliminar la cantidad de arsénico.
Cantidad de arsénico presente en estos productos de arroz
El dato tranquilizador es que los valores de arsénico presentes en estos productos está por debajo de lo que permite la normativa de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA).
Por lo que la advertencia estaría dirigida sobre todo a las personas que comen arroz de manera frecuente —como en las dietas que buscan una gran cantidad de carbohidratos— o productos elaborados o combinados con arroz. Es recomendable reducir la ingesta y seguir las indicaciones sobre el lavado.
¿Qué es el arsénico y que consecuencias tienen su consumo en el cuerpo humano?
En términos estrictamente científicos y al margen de las cuestiones nutricionales, el arsénico es un compuesto químico metaloide que está presente de manera natural en el aire, el agua sin depurar y el suelo. El arsénico puede llegar a los alimentos de varias maneras, aunque la más frecuente está relacionada con algunos procesos agrícolas e industriales, como procesos fumigación o la minería.
Cuando el arsénico llega a los alimentos y es ingerido, en las cantidades suficientes —si se toma de manera habitual en pequeñas dosis, se puede ir acumulando en el organismo— , su alta toxicidad puede corromper los procesos celulares e interactuar de manera nociva con las membranas de los glóbulos rojos.
Un peligroso veneno
Las consecuencias de una exposición prolongada al arsénico a través de su ingesta en alimentos, como en el caso expuesto por la OCU con el arroz, pueden ser fatales, ya que es potencialmente cancerígeno y puede provocar lesiones cutáneas. También se ha relacionado en varias ocasiones a enfermedades cardiovasculares y a la diabetes.
La ingesta frecuente en cantidades un poco mayores puede dar como resultado un fallo generalizado en el organismo por envenenamiento.