Uno de los cambios en los hábitos de compra de los consumidores como consecuencia de la subida de los precios de los productos de alimentación es tener que sacrificar la calidad y los productos frescos en favor de los precios bajo se los congelados o los procesados.
No son pocos los clientes de supermercados que antes hacían cola frente al mostrado de la carnicería o la pescadería y ahora buscan entre las bandejas de las zonas de refrigeración. Con respecto a este cambio de hábitos, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha lanzado una advertencia sobre la carne picada.
El fraude de las bandejas de carne picada
La carne picada es un tipo de alimento muy consumido, debido sobre todo a la variedad de usos que ofrece en cocina. Se pueden preparar rellenos, boloñesa para pasta, albóndigas, pasteles de carne, etc. Cuando nos acercamos a comprar este producto observamos que en la bandeja se describe el tipo de carne que es.
Cuando nos hablan de carne de cerdo o de vacuno, imaginamos las partes jugosas del animal, sin embargo, la OCU ha lanzado una advertencia sobre lo que estamos comprando realmente. En muchas ocasiones se trata de un preparado de carne conocido como ‘Burguer Meat’. Cualquier parecido con la carne fresca de una carnicería es pura coincidencia.
¿Qué estamos comprando realmente cuando nos llevamos ‘Burguer Meat’ a casa?
Según los análisis de la OCU, la carne que va envasada en bandejas, la llamada ‘Burger Meat’ juega con la «coartada del nombre», ya que esa denominación le permite procesar la carne con sulfitos, extra de grasas y otros aditivos.
El resultado es que el porcentaje de carne que queda tras la mezcla suele ser inferior al 80%, es decir, hay más de un 20% de de aditivos, sulfitos, espesantes, cereales o vegetales que se usan como aglutinantes. El aspecto de la carne que aparece en el envase hace creer que estamos comprando pura carne de vaca o de cerdo.
Afecta a la calidad de nuestra alimentación
El estudio de la OCU se llevó a cabo sobre un grupo de 22 muestras de carne representativo del total de la carne picada que se vende en bandeja en los supermercados. Solo 6 de ellas, apenas la cuarta parte, mostró una composición y valores nutricionales aceptables.
En el resto, la cantidad de carne de vacuno presente en la mezcla estaba por debajo del 80% e incluso del 70% del producto. Mientras que la parte restante, entre el 20% y el 30%, resultaba en un exceso de grasa y otros tipos de carne de baja calidad con la intención de engordar el producto a un menor coste de producción.
Los resultados del análisis también mostraba signos de la presencia de tendones y cartílagos, lo que afecta a nuestra ingesta de colágeno y proteína.