Es una de las rutinas más habituales al hacer la compra, cuando cogemos los huevos, lo hacemos de una estantería fuera de la sección de frío. Sin embargo, al llegar a casa este alimento va directo a la nevera.
Puede que la bandejita con agujeros para los huevos de la que suelen disponer la mayoría de las neveras en la puerta tengan más efecto sobre nuestro subconsciente que el hecho de haberlos cogido de una estantería en el supermercado a temperatura ambiente. No lo sabemos. Lo importante es saber quién lleva razón con respecto a guardar huevos.
¿Quién tiene razón sobre los huevos?¿Tú o tu supermercado?
Lo cierto es que ni tu supermercado se equivoca al colocar los huevos en estanterías a temperatura ambiente, ni tu te equivocas al guardarlos en la nevera. Lo importante en la conservación del huevo es que se mantengan por debajo de los 25ºC, por lo que solo en zonas o épocas de mucho calor no se deberían dejar fuera.
Normalmente los supermercados están climatizados en su interior, por lo que no importa que temperatura haga en la calle. A una temperatura adecuada, ya sea dentro o fuera de la nevera, los huevos suelen durar unos tres meses en buen estado. De hecho, hasta que las neveras fueron habituales, los huevos se guardaban en espacios oscuros y frescos de las casas, a salvo del calor pero sin el frío de una nevera.
La cáscara protege el interior del huevo
La cáscara del huevo tiene una capa interior llamada cutícula que retiene el virus de la salmonela —presente en las heces de la gallina—, mientras esta capa esté bien, no corremos ningún peligro. El problema es cuando se corrompe, algo que puede pasar por la exposición a altas temperaturas de manera brusca y continuada.
Algo que debemos tener también en cuenta en la conservación del huevo es que si hemos decidido guardarlo en la nevera, debemos dejarlo ahí hasta su consumo. Si después de estar en la nevera lo dejamos a la intemperie el huevo suda, la cáscara se vuelve porosa y frágil y mucho más vulnerable a la entrada de las bacterias.
La diferencia a la hora de guardar el huevo de una u otra forma es estética
Habitualmente, el tratamiento que damos a los alimentos en su almacenaje influye en las sensaciones al comerlo —sabor, olor, color, textura…—, es más, en algunos casos se hace deliberadamente con esa intención. ¿Notamos alguna diferencia entre comernos un huevo guardado dentro la nevera y uno que ha estado fuera?
Solo notarás la diferencia si eres una de esas personas celosas del huevo blanco, liso, simétrico y, en definitiva, de aspecto perfecto, ya que la diferencia es estética. Los huevos guardados en la nevera responden a la descripción dada una vez que los freímos, clara blanca y uniforme y yema centrada. Mientras que los que han estado fuera tienen a una clara deforme y una yema descentrada. Es la única diferencia que notarás al comerte uno u otro y solo ocurre en el caso de los huevos fritos. Si no vives en un horno, puedes guardar los huevos donde prefieres.