Si con el ajetreo del día a día ya se hace complicado llevar un calendario de comidas para cuidar nuestra salud, conseguir desayunar, almorzar y cenar todos los días a la misma hora, más o menos, parece ya una tarea del todo imposible. No obstante, cumplir con un horario regular de comidas puede suponer una notable mejora en nuestra salud. El esfuerzo merece la pena.
En nuestro empeño por cuidarnos y mantener unos hábitos de alimentación saludables, solemos poner toda la atención en qué comemos, con qué frecuencia y cómo lo cocinamos. Pero descuidamos las horas a las que comemos a diario, algo que repercute muchísimo en los resultados sobre nuestro bienestar.
Los beneficios de desayunar, comer y cenar siempre a la misma hora
Un estudio reciente del Instituto Médico Howard Hughes ha dado como resultado que no solo la restricción calórica es la responsable de la mejoría de la salud. Al combinarla con una alimentación restringida en el tiempo, es decir, haciendo las comidas dentro de las mismas franjas horarias todos los días, consiguió resultados muy positivos sobre la longevidad de los sujetos de estudio.
Este puede ser la motivación más atractiva para empezar a cumplir con un horario restringido de comidas, pero no es el único beneficio demostrado. Controlar el horario de comidas puede ser una herramienta muy poderosa para combatir la diabetes tipo 2, las enfermedades cardíacas. Además, también evita evita los problemas de comer a deshoras, entre ellos la obesidad.
¿Qué horas de comida han dado mejores resultados?
Haciendo un análisis de los estudios combinados, las conclusiones muestran que el mejor momento para desayunar es cuando ya llevemos una hora fuera de la cama, según la Academia de Nutricionistas y Dietistas de Estados Unidos. Sin embargo, hay que tener en cuenta la hora a la que nos levantamos, porque desde la Universidad de Tel Aviv explican que el cuerpo metaboliza mejor la primera comida del día cuando esta tiene lugar antes de las 9:30 AM. De hecho, recomiendan que en caso de que no nos de tiempo a guardar ese margen porque nos levantemos más tarde, lo mejor es permanecer en ayuno hasta la hora del almuerzo.
Para el almuerzo, una investigación conjunta de la Universidad de Harvard y de la Universidad de Murcia, determina que el momento más saludable para comer se da entre las 12:30 y las 13:30. Si la ingesta tiene lugar pasadas las 15:00 horas de la tarde, los resultados muestran complicaciones a la hora de perder peso. Esto podría deberse a que al alargar el tiempo entre el desayuno y el almuerzo, este último sea más copioso y calórico, y que vaya seguido de alguna rutina sedentaria, como la siesta.
En cuanto a la hora de la última comida importante del día, la cena, dependerá de la hora a la que habitualmente nos vamos a dormir. Según los estudios, los mejores resultados se han dado dejando un espacio mínimo de tres horas entre la última ingesta y la hora de cerrar los ojos hasta el día siguiente. De esta manera nos vamos a la cama con la digestión hecha y el proceso metabólico se ve favorecido. Es decir, que si una persona suele irse a dormir sobre las 23:00 horas, debería terminar de cenar a las 20:00 horas.
Conciliar el trabajo y las actividades diarias con estos horarios no es difícil. De hecho, en muchos países, después de la cena, al día todavía le quedan unas cuantas horas de actividad. Todo es reorganizar la jornada. Tu salud lo agradecerá.