El sector de los bienes raíces y de la vivienda se encuentra en pleno auge como uno de los más llamativos y rentables para la inversión española, de allí que el alquiler de la vivienda y por supuesto la compraventa de propiedades inmobiliarias haya presentado un efectivo boom dentro del comercio, lo que ha conseguido que las personas quieran conocer a fondo todo lo que tiene relevancia para este emblemático sector de la economía española.
Esta situación ha generado un nuevo léxico dentro del vocabulario diario de las personas y una de estas nuevas acepciones es la del administrador de fincas, una figura dentro del sector vivienda que, a pesar de lo que muchos piensan, no tiene nada que ver con los terrenos rurales y las fincas rústicas. Porque en efecto se trata de la persona encargada de la administración del alquiler de la vivienda y de la óptima gestión de las comunidades de propietarios.
Alquiler, vivienda y la administración de fincas
La figura del administrador de fincas aplica para propiedades de origen urbano y rural, manteniendo amplias funciones para la conservación, administración y gestión de los diversos bienes inmuebles y además de ello la correcta mediación y el asesoramiento en caso de ser necesarios. Por lo que la importancia de este tipo de figura es amplia y muy valiosa para aquellos casos en los cuales se requiere una gestión con respecto a la comunidad de vecinos.
El administrador de fincas es una persona con los necesarios conocimientos para efectuar una labor de gran importancia en las comunidades de vecinos y en general para cualquier inmueble en situación de alquiler. Logrando disminuir la incidencia de problemas legales y aumentando la rentabilidad de las propiedades, por lo que es una figura muy apreciada por los propietarios.
El ejercicio de esta figura en el sector de la vivienda y del alquiler
En la actualidad para lograr ser administrador de fincas basta con la propiedad de los inmuebles, por lo que en las comunidades de vecinos el presidente es quien lleva a cabo las acciones de administrador. Es el pleno encargado de mantener un perfecto dominio y control de las funciones de tesorería y de pago de proveedores, pero además de ello también existe la figura del Administrador de Fincas.
Por lo que también es una profesión que está al margen de los propietarios, manteniendo una función que va más allá, ya que actúa como representante, tributario, asesor legal y mediador entre los vecinos en caso de un conflicto entre ellos. Y en definitiva, es el perfecto garante de que se lleve a cabo una completa y correcta gestión de todo el inmueble involucrado.
Los administradores de fincas colegiados
El ejercicio de un administrador de fincas puede estar perfectamente regido por una persona que goce de estar colegiada, ya que existen colegios de administradores capaces de ejercer regulaciones, con estrictos requisitos que pueden ir desde una formación universitaria hasta la realización y aprobación de un curso oficial de administrador. De allí que la colegiatura y la experiencia sean factores determinantes a la hora de contratar un administrador de fincas.
Mantener una colegiatura garantiza de forma explícita una gran cantidad de ventajas frente a aquellos que no lo están porque los colegios ofrecen seguros de Responsabilidad Civil a cada uno de sus miembros, así como constantes ofertas de empleo. Pero también son capaces de aplicar sanciones disciplinarias al momento de una actitud incorrecta, lo que en perspectiva ofrece una insuperable garanta de calidad y de responsabilidad.
Las funciones del administrador de fincas
Las funciones del administrador de fincas van desde la gestión de comunidades o de inmuebles arrendados, por lo que en el segundo de los casos tendría la responsabilidad de elegir a los inquilinos, redactar el debido contrato y gestionar los necesarios recaudos, incluida por supuesto la fianza. Además de mantener una amplia responsabilidad en el mantenimiento de todo el papeleo relacionado con los alquileres y en el obligatorio cuidado de los inmuebles.
Cuando se trate de una comunidad de vecinos, tendrá funciones de tesorero, conservación y mantenimiento de la propiedad, el debido asesoramiento legal, la gestión de las aseguradoras y los asuntos tributarios y fiscales de los inmuebles, pudiendo actuar como representante legal del inmueble ante las autoridades competentes. Pero por sobre todas las cosas deberá ser mediador en la resolución de los conflictos vecinales y en garantizar la plena convivencia de la comunidad.