El tema de las leyes siempre generará elevadas dosis de controversia, con efusivas muestras de apoyo, por una parte de la población y desaprobación, por otra parte- El sector inmobiliario con la nueva Ley de Vivienda ha incluido modificaciones en muchos de los aspectos que el gobierno cree decisivos para incentivar este sector y uno de ellos tiene relación directa con el alquiler de las viviendas y la imposibilidad de pagar los arriendos en moneda de curso legal y en efectivo.
Una decisión álgida y que para muchos denigra los derechos de aquellos que preferían pagar el alquiler de su vivienda mediante el uso de dinero en efectivo y evidentemente haciendo uso del libre ejercicio de sus derechos como ciudadanos. Una situación que la actual Ley de Vivienda hace imposible debido a que ahora lo prohíbe, al modificar la disposición final primera de la Ley 29/1994 de 24 de noviembre, de los Arrendamientos Urbanos.
Ilegal el pago de alquiler de vivienda en efectivo
El artículo modificado por esta nueva Ley es el 17,3 y puede explicarse según los siguientes términos: Los pagos del alquiler o del arrendamiento de la vivienda serán pagados a través de medios electrónicos, solamente pudiendo hacerse en forma de moneda metálica a petición de una de las partes y siempre y cuando esta carezca de cuenta bancaria o acceso a medios electrónicos de pago, además debe de llevarse a cabo en la vivienda arrendada.
Una medida que ha disparado las alarmas en toda la Comunidad Europea debido a que según los expertos viola otras leyes de la zona euro al negar o prohibir de un modo específico la posibilidad de uso del euro físico como medio de pago. En específico, la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios y el Tratado Fundacional de la Unión Europea, quienes en conjunto proscriben cualquier negativa a aceptar el pago en efectivo mediante monedas y billetes de euro.
Ley de Vivienda: Alquiler y modalidad de pago
El impacto del euro es gigantesco desde su entrada en circulación en el año 2022 y que hasta la fecha ha sido adoptado por veinte países de la Unión Europea y por cerca de 400 millones de europeos. Esta moneda ha escalado posiciones hasta convertirse en la segunda divisa de reserva a nivel mundial en billetes físicos, lo que sumado a su gran importancia hace inverosímil que el gobierno español haya tomado una decisión de este tipo.
España ya había impuesto limitaciones a los pagos de los alquileres y es que todos aquellos arrendamientos superiores a los 1.000 euros o en aquellos casos donde una de las partes fuese un profesional o un empresario tenía prohibido los pagos en metálico por la Ley 11/2021. Ahora con la limitación de también afectar a las cantidades menores y que por ende representan al grueso de la población al incluir a los trabajadores y a la clase media.
La polémica europea al negar acceso al euro en físico
El dinero en efectivo siempre se ha visto como un bien básico y por consiguiente mantener pleno acceso a él significa parte de un derecho o de un servicio universal. De allí que pueda equipararse a las telecomunicaciones, a la energía o al mismísimo transporte público, con una gran significancia para una extensa parte de la población que necesita de la comodidad y de la democracia que ofrece esta modalidad de pago, la cual aún es la más utilizada en España.
El gobierno español ha tomado el camino de contravenir su propia normativa con una opción de pago digital por sobre la opción tradicional del dinero en efectivo, reduciendo las alternativas a los ciudadanos y estableciendo leyes aparentemente incomprensibles y cargadas de elevadas dosis de discriminación en lo que respecta a las posibilidades de elegir la forma de pago que mejor deseen las personas.
En definitiva, quedará esperar el desenlace de esta polémica normativa de la nueva Ley de Vivienda española, que restringe las posibilidades de pago del alquiler de la vivienda con dinero en efectivo y que contradice de manera flagrante la inclinación de los españoles por su preferencia hacia las operaciones en moneda de curso legal, y a su larga tradición y gusto por las operaciones financieras en efectivo.