La prescripción es una figura jurídica que indica que una deuda ha vencido, esto se puede lograr a través de diversas variables como por ejemplo después de cierto periodo de tiempo. La caducidad de una deuda indica que el deudor ya no estará en la obligación de pagar, pero si tienes una hipoteca de vivienda pendiente esta situación puede ser diferente, por lo que es importante conocer los pocos casos legales en los cuales se produce la prescripción de la deuda hipotecaria.
Muchas son las personas que contratan una hipoteca como único recurso para acceder a lograr una vivienda propia, lo que las ata a una deuda de al menos treinta años de duración y al pago de los respectivos intereses. Manteniéndose la necesaria importancia de conocer todo lo relativo al pago de las cuotas mensuales, a la posibilidad de impagos y a mantener presente las variables relativas a la prescripción de una deuda hipotecaria.
La prescripción de la deuda de hipoteca de vivienda
Cuando se habla de prescripción de una hipoteca de vivienda, se está haciendo especial referencia al hecho de que haya finalizado el plazo legalmente establecido para que el acreedor pueda hacer efectivo el reclamo de la deuda al deudor o titular de la hipoteca. Es decir, cuando la deuda de la hipoteca prescribe, el banco pierde la potestad de reclamar la cantidad de dinero al titular del crédito hipotecario.
La prescripción de la deuda puede perfectamente ocurrir, pero los expertos no lo recomiendan, por el simple hecho de que los intereses crecerán exponencialmente y en proporción directamente proporcional al tiempo de impago. Lo que posiblemente finalizará con un pago de una cantidad excesivamente mayor a la deuda contraída y con las respectivas acciones legales del acreedor para con el titular de la hipoteca, suponiendo además el pago de gastos judiciales.
Los plazos de prescripción de una hipoteca de vivienda
Una serie de requisitos son necesarios para dar por prescrita una deuda hipotecaria y el primero de ellos tiene que ver con el tiempo, de allí que se requiera que transcurran veinte años desde la fecha de vencimiento de la hipoteca. Ahora bien, esto no quiere decir que la deuda desaparecerá, sino que el acreedor no podrá ejercer su derecho a reclamos a partir de este plazo de tiempo, pero además del tiempo se deben cumplir un par de condicionantes.
Que el banco (parte acreedora) no haya interpuesto ningún tipo de acción, ya sea judicial o extrajudicial en contra el deudor (que no haya notificado al deudor) o que no haya presentado ningún requerimiento notarial para cobrar la deuda o en su defecto que el deudor no acepte ni reconozca que la deuda relacionada con el crédito hipotecario le pertenece. Si esto no ocurre, el deudor deberá irremediablemente cancelar la deuda de la hipoteca y asumir los cargos.
Los efectos de no pagar la deuda de hipoteca de vivienda
Las consecuencias en caso de impago de una hipoteca dependerán de cuánto se alargue en el tiempo la situación de morosidad, primeramente el banco reclamará el pago de las cuotas atrasadas como paso previo al inicio de las acciones legales. Pero una vez transcurridos doce meses sin recibir pagos, el banco podrá acceder a las acciones legales con la finalidad de embargar la vivienda, para subastarla y recuperar el préstamo otorgado.
Tomando en plena consideración que si después de la subasta de la propiedad lo conseguido por el banco es inferior a la deuda pendiente, el deudor seguirá manteniendo la responsabilidad legal de finalizar con el pago restante de la deuda. Una situación a la que evidentemente hay que prestarle la necesaria atención para evitar este tipo de problemas y que perfectamente es capaz de hacer perder dinero, tiempo y recursos a cualquier titular de una hipoteca de vivienda.
Pagando las hipotecas de vivienda pendientes
La prescripción de la deuda de una hipoteca es un caso muy poco común e improbable, por el simple hecho de que el acreedor dispone de veinte años para exigir el pago de la deuda. En la actualidad y gracias a los sistemas informáticos, todos estos procesos están estandarizados y automatizados, lo que significa que los bancos disponen de las herramientas necesarias para llevar a cabo los respectivos reclamos dentro de los tiempos establecidos por la ley.
Aunque es relevante la Ley de Segunda Oportunidad, un mecanismo legal dirigido a todas aquellas personas con deudas pendientes y que no pueden hacerse cargo de ellas. Está disponible para personas jurídicas y físicas con la firme intención de reformular la deuda pendiente y conseguir llevar a cabo el pago que corresponda, con la finalidad de saldar la totalidad de la deuda a través de un mecanismo de ampliación o reformulación de la hipoteca de vivienda.