La compraventa y el alquiler de viviendas está en uno de sus puntos de mayor auge en los últimos años debido a una plena recuperación del sector de los bienes raíces tras una pandemia y una crisis económica. Además de los incentivos de una política española respaldada por una novedosa Ley de Vivienda que dinamiza todas las operaciones relacionadas con los inmuebles, como una estrategia para recuperar la economía española.
Las inversiones en vivienda crecen y con ella también se incrementan las ansias de conocimientos relacionados con el sector, como una medida de no quedarse atrás y lograr la mejor de las inversiones en este sector. Por lo que preguntas como la posibilidad de vender una vivienda con hipoteca están en la mente de muchos y lo más importante, reconocer de un modo eficiente cuál de las opciones disponibles es la mejor según la situación planteada.
La venta de una vivienda con hipoteca
El dinamismo de las operaciones relacionadas con el sector vivienda mantiene una interesante expansión y los bancos y las leyes han logrado pensar en incontables opciones que permitan atraer clientes para que el sector vivienda no se estanque. De allí que una de las variables sea la que involucra a un piso hipotecado y sus diversas posibilidades para ser vendido de un modo legal.
Una hipoteca hoy día no es un impedimento de gran fortaleza para evitar una exitosa compraventa de una propiedad inmobiliaria, de allí que las personas quieren y tienen que conocer a fondo las opciones legales y financieras disponibles para lograr salvar el escoyo de un préstamo hipotecario al momento de la venta de un inmueble.
Las opciones legales de venta de una vivienda que está hipotecada
La venta de una vivienda hipotecada es perfectamente factible y la viabilidad de este accionar dependerá de las circunstancias ancladas a cada caso. Lo cierto e importante es que es posible vender el piso atado a una hipoteca. Una de las variables más habituales es la de llevar a cabo la venta de la vivienda y continuar pagando una hipoteca, bajo esta premisa existen un trío de opciones disponibles.
La hipoteca puente: Vender para comprar
Si la venta de la vivienda se está llevando a cabo al mismo tiempo que se busca otra para comprarla, la mejor opción es una hipoteca puente, con ella podrás disfrutar de un par de hipotecas contratadas con el banco. Una para la antigua casa y otra para la nueva, pero esto no implica que los gastos se tengan que duplicar, aunque sean dos hipotecas las cuotas no serán iguales y apenas vendas la casa, regresas a la hipoteca tradicional (de la casa nueva).
Hay que tener cuidado porque aunque es una opción muy llamativa, es importante recalcar que es una solución que no admite darle largas al asunto. Los bancos ofrecen lapsos de tres a cinco años como máximo para que logres vender tu antigua casa, si el plazo se vence es hora de comenzar a entrar en pánico, porque ahora si tendrías que hacer frente a un par de hipotecas independientes, con gastos totales y sin ningún beneficio de reducción de cuotas.
La opción de cancelar la hipoteca
El radicalismo en muchos casos es una manera sencilla de ahorrar dinero, aquí se recomienda una cancelación completa de la hipoteca y olvidarse de esta deuda, pero también es una opción que hay que valorar porque debes tener en plena consideración el valor por el cual venderás la casa y la cantidad de cuotas pendientes por pagar.
Ya que vender la vivienda por debajo o por sobre el valor de la hipoteca son dos cosas muy diferentes, por la simple razón de que el dinero de la venta debe destinarse al pago de las cuotas restantes del crédito hipotecario. Logrando un par de variables: que la venta no te alcance para cancelar la hipoteca y tengas que colocar dinero adicional, o que sea suficiente para pagarla y aún tengas ganancia.
Vender a través de la subrogación de hipoteca
En el supuesto caso de que la cancelación de la hipoteca no te convenza o si los números de las cuentas no te cuadran, no hay de qué preocuparse porque aún existe una oportunidad y es la de mejorar las condiciones de la hipoteca de la vivienda a través de la subrogación. Una de las prácticas más comunes en la actualidad, porque la deuda hipotecaria cambia de manos y pasa directamente al comprador de la vivienda.
Entendiendo que se cambia el titular de la hipoteca y el comprador es quien asume la deuda pendiente del inmueble. Esta opción queda expresamente atada a la aprobación tanto del comprador como de la entidad bancaria que formará parte de esta modalidad de financiamiento. Una opción que además permite un par de excelentes ahorros: la comisión de la cancelación de la hipoteca y el impuesto IAJD.