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Disfruta de las ventajas que incluye la compra de una vivienda en una finca rústica

Naturaleza, sostenibilidad y ahorro en vivienda son solo algunas de las características conquistadas por las fincas rústicas.

Una finca rústica ofrece incontables ventajas como vivienda en España

¿Ciudad o campo? La pregunta del millón de dólares en una sociedad que busca escapar a los problemas y conseguir una excelente estabilidad para disfrutar de momentos agradables y de una vida que pueda catalogarse de plena. El sector inmobiliario español ofrece una alternativa para vivir al resguardo de la naturaleza y son las fincas rústicas, un tipo de propiedad donde la vivienda interactúa con la finalidad de la finca y que evidentemente implica muy buenas ventajas.

Alquilar o comprar una finca rústica es el sueño de muchos, porque es una inversión con excelentes dividendos gracias a que generalmente viene incluida la explotación de alguna actividad relacionada con las materias primas de la finca (ganadería, agricultura, turismo, forestal). Hoy día, con el auge del teletrabajo y las increíbles ayudas del gobierno mediante las subvenciones, una finca rústica es una oportunidad repleta de ventajas a considerar.

Ventajas innegables de vivir en una finca rústica

El 90 % de la población española reside en Madrid y en la zona litoral del país, mientras que el restante 10 % está distribuido para todo el resto del interior, dando una clara idea de la disparidad entre lo rural y lo urbano. Con un cambio significativo en los últimos tiempos y que luego del confinamiento pandémico se ha logrado visualizar un dinamismo en el auge hacia la compra de propiedades en el campo, incluidas por supuesto las fincas rústicas.

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La sostenibilidad y la salud son ventajas insuperables de las fincas rústicas

Vivir en el campo representa muchas ventajas, sobre todo en el ámbito de la salud y en lograr escapar a los problemas comunes de las abarrotadas ciudades (estrés, multitudes, agobio, perdidas de tiempo, ruido). Aunque también representan ciertos inconvenientes que se deben tomar en consideración, con la certeza de que las ventajas evidentemente sobrepasan en número a las desventajas.

Las fincas rústicas ofrecen grandes ahorros como inversión en vivienda

Siempre es necesario tratar de ahorrar en los gastos indiferentemente de la situación y si el caso es que solamente tienes para un pequeño piso en la ciudad, es hora de ampliar las posibilidades de búsqueda de opciones y lanzar una mirada a las zonas perimetrales o al campo. Por norma general, las viviendas construidas sobre suelos rústicos mantienen un precio de venta con un valor más bajo que las viviendas construidas sobre suelos urbanos.

Las inversiones que tienen como destino final una finca rústica están definitivamente en franco aumento, tanto con capital interno como con capitales foráneos, una situación que no debe pasar desapercibida y que sin dudas ofrecen una señal inequívoca de que es un sector que merece la pena tener en cuenta para una inversión inmobiliaria, porque además incluye una serie de increíbles ventajas ligadas con la adquisición de una vivienda construida sobre suelo rústico.

Menos impuestos y mejor vida, salud y ecología

Al comprar una finca rústica, el IBI (Impuesto de Bienes Inmuebles) será significativamente menor que el que pagarías por una vivienda de condiciones y características similares en un área catalogada de urbana. Además de ganar en salud gracias a la naturalidad de la vida en el campo, a la menor cantidad de contaminación desde el punto de vista acústico, lumínico y al aire respirable, sin dejar de lado la posibilidad de consumir productos de gran proximidad y naturales.

La inversión en fincas rústicas se ha incrementado exponencialmente

Desde el punto de vista social, las ventajas son igualmente destacadas al conseguir una vida económica de mayor austeridad, con muchos casos de total autosuficiencia, con productos de alta calidad y a precios muy económicos. Creando un contacto directo con los vecinos y excelentes conexiones personales y familiares, donde se desarrolla un trato de gran humanidad con todas las personas del entorno.

En definitiva, se crean las condiciones perfectas para un estilo de vida más ralentizado, sin el vértigo de los apuros de la ciudad y donde evidentemente se dilatan los espacios para atender las necesidades personales y familiares, con una finca rústica donde hay plena posibilidad de hacer agricultura para el consumo propio, mientras al mismo tiempo disfrutas de un paisaje visual hermoso y libre de polución.

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