Proteger tu salud y la de tu familia, debe ser una prioridad. Por tal motivo, a la hora de preparar tu alimento diario debes poner en práctica ciertas normas de seguridad alimentaria comprobadas para prevenir las enfermedades infecciosas transmitidas por los alimentos, ya que estos pueden albergar virus y bacterias. Además, es importante poder lavar bien las frutas y verduras para eliminar cualquier contaminación de pesticidas y demás productos provenientes de las prácticas agrícolas.
Reportes recientes nos llevan a estimar que casi 48 millones de personas por año sufren enfermedades por consumir alimentos contaminados con microorganismos dañinos. Aunque la mayoría de la gente sabe que los productos de origen animal deben manipularse con cuidado para prevenir enfermedades, los productos agrícolas pasan por alto y estos, también pueden ser los culpables de los brotes de enfermedades transmitidas por los alimentos.
¿Por qué es necesario lavar las frutas y verduras que compramos en el supermercado?
Los productos frescos pueden contaminarse de muchas maneras. Durante la fase de crecimiento, los productos pueden estar contaminados por animales, sustancias nocivas en el suelo o el agua y mala higiene entre los trabajadores. Una vez cosechado, el producto pasa por muchas manos, lo que aumenta el riesgo de contaminación. La contaminación puede ocurrir incluso después de que se hayan comprado los productos, durante la preparación de los alimentos o debido a un almacenamiento inadecuado.
Cuando analizamos los reportes del Estado, se han registrado varios brotes importantes de enfermedades causadas por frutas y verduras contaminadas con virus enteropatógenos, bacterias y otros parásitos. Esto lo podemos encontrar en las espinacas, el melón, los tomates y la lechuga. Si aprendes a lavar correctamente estos alimentos, es posible prevenir un gran grupo de enfermedad. A continuación, te ofrecemos información importante, sobre como procesar las frutas antes de hincarles el diente.
¿Cómo procesar los alimentos antes del consumo?
Antes que nada, procura elegir productos que no estén magullados o dañados, y asegúrate de que los productos precortados, como bolsas de lechuga o rodajas de sandía, estén refrigerados o en hielo tanto en la tienda como en el hogar. Una vez que llevas los alimentos a casa, debes seguir las recomendaciones que te mencionamos a continuación:
- Lávate las manos durante 20 segundos con agua tibia y jabón antes y después de preparar los alimentos frescos.
- Si se producen daños o magulladuras antes de comer o manipular, corta las áreas dañadas o magulladas antes de preparar o comer.
- Lava el producto antes de pelarlo, para que la suciedad y las bacterias no se transfieran del cuchillo a la fruta o verdura. Puedes usar una solución diluida de jabón, hipoclorito de sodio al 1% o una solución de vinagre en agua con una proporción 1:3. Pero considera que debes enjuagar muy bien.
- Para enjuagar, frota suavemente el producto mientras lo mantienes bajo agua corriente.
- Usa un cepillo para vegetales limpio para fregar productos firmes, como melones y pepinos.
- Seca los productos con un paño limpio o una toalla de papel para reducir aún más las bacterias que puedan estar presentes.
- Retira las hojas más externas de una cabeza de lechuga o repollo y descártalas.
- Como consumidor debes almacenar los productos perecederos en el refrigerador. Recuerda que, al eliminar las condiciones óptimas de crecimiento bacteriano, como la temperatura y humedad, estas no se van a reproducir y contaminar tus alimentos.
Al lavar cada uno a uno los alimentos frescos que vas a consumir, reducirás de manera importante la posibilidad de que contraigas una enfermedad infecciosa que es transmitida por los alimentos. Además, puedes prevenir la contaminación cruzada y eliminar pesticidas o productos químicos. Considera que no solo los microrganismos puedes afectar tu salud, los pesticidas pueden tener efectos a corto y largo plazo en los consumidores, sobre todo si tiene estómagos sensibles o padecen de alergias.