Cuando llega el calor, tendemos a buscar alimentos que aporten una sensación refrescante y ligera al comerlos. Normalmente, esto lo encontramos en la fruta o platos elaborados a partir de una base de verduras u hortalizas.
Uno de los alimentos más populares cuando se acerca el verano es el melón, debido sobre todo al sabor dulce y contenido en agua de esta fruta, y a su alto contenido de agua. Conservar el melón en buen estado es fundamental para poder disfrutar de todas sus cualidades y existen señales que nos avisan de que ese momento ya ha pasado.
Originaria de climas cálidos, el melón es la fruta ideal para el verano
El melón es una fruta originaria de África y Asia, dónde los climas suelen ser cálidos y húmedos la mayor parte del año. Actualmente, se cultiva en todo el mundo debido a su gran demanda y es una excelente opción para incluir en nuestra dieta durante el verano.
El motivo es que es una fruta muy hidratante gracias a su alto contenido en agua, lo que ayuda a combatir la sed y a refrescarnos en los días más calurosos. Además, su bajo contenido calórico lo convierte en una opción ideal para saciarnos sin dejar de sentirnos ligeros mientras disfrutamos de una tarde de playa.
El melón también es una fruta muy nutritiva
En cuanto a sus propiedades nutritivas, el melón es una excelente fuente de vitaminas y minerales. Contiene gran cantidad de vitamina C, que ayuda a fortalecer el sistema inmunológico y a prevenir enfermedades. También es rico en vitamina A, que contribuye al mantenimiento de una piel y una vista saludables. Además, el melón contiene potasio, hierro y calcio, entre otros nutrientes esenciales para el correcto funcionamiento del organismo.
Otra de las propiedades beneficiosas del melón es su alto contenido en antioxidantes, que ayudan a combatir los radicales libres y a prevenir el envejecimiento prematuro. Estos antioxidantes también contribuyen a la protección del sistema cardiovascular.
¿Cómo sabemos cuándo el melón ha perdido todas estas propiedades y ya no está apto para el consumo?
Aunque, como hemos explicado anteriormente, el melón es una fruta propia de entornos con climas cálidos, es cierto que las altas temperaturas aceleran la caducidad o el deterioro de las frutas. El melón, por venir de zonas en las que las altas temperaturas son la norma, puede durarnos hasta cinco o seis días a temperatura ambiente y de dos a tres semanas si los conservamos dentro de la nevera.
Pasado este plazo de tiempo empezaremos a notar algunas señales que nos avisan de que debemos tirar lo que nos quede del melón a la basura si no queremos tener una mala experiencia con esta deliciosa fruta.
La piel del melón, primer aviso
La primera señal a la que debemos prestar atención, e incluso podemos hacerlo en la frutería para evitar llevarnos una pieza en mal estado, es examinar la superficie del melón. Si nos da la sensación de que esta hueco o pesa muy poco para su maño es muy probable que esté malo. También debemos prestar atención a la piel, si está blanda y cede con facilidad al presionar ligeramente, mala señal.
Todas estas señales indican que ha perdido la mayor parte del agua. La piel del melón debe presentar un tacto firme, duro y rugoso. También sabremos que el melón está en mal estado antes de abrirlo si presenta áreas descoloridas en la piel. Los moretones o las manchas marrones muy grandes en la piel, nos avisan de que no debemos comprarlo y si ya lo tenemos en casa, tendremos que tirarlo.
Las señales habituales del melón abierto y en mal estado
A veces cuando compramos una fruta como el melón, que solemos tardar varios días en comerla los signos de deterioro suelen aparecer antes de que la terminemos. En los melones abiertos, sabremos que tenemos que tirar el resto de la fruta por dos señales principales. La primera de ellas es el olor, si pasa de su característico olor dulce a uno agrio y con cierto aroma picante, el melón está en mal estado.
La otra señal que nos indica que ya no podemos seguir comiéndolo está a la vista. Si vemos aparecer manchas de moho, no cortes la parte dañada para poder comerte el resto. Lo recomendable es que tires todo lo que quede de la fruta.